sábado, 27 de febrero de 2016

Martín Medina









 Ruta 4

como una bala perdida el  bondi
atraviesa el conurbano
entre negocios periféricos
cada uno tiene un blanco donde dar
un recinto sin ventanas donde ir

Camiones llenos  de vacas un montón
a tablada a san justo a morón
llego tarde o temprano y no importa
el tiempo se fragmenta por la ventanilla

galpones para camiones
acoplados para cajas
cajas para frascos
paquetes  que van y vienen
del sueño al laburo
del puente a la rotonda
la ruta es un lugar de pasaje
un embudo estrecho

a la izquierda
un baldio baldio,
un baldío cercado un baldío con casa
una casa llena que se divisa al pasar
como la letra violeta  que oferta
los miércoles el Paraíso  hotel

entreabiertos los ojos
parpadean y caen
cansado el cuerpo que  todavía no llega
se desmonta el paisaje
se deforma el retorno

se come en la ruta
entre dos destinos
de un bondi a otro  sale  un chori
de  un salto corto una chipa
aunque el  auto  salpique  sin distinción
al puesto  al  vendedor

y la flaca se ofrece
entre dos parrillas
detrás del humo
un auto  para  y se la lleva

antes  de Olimpo me despierto
los caños escupen lo que sobra
el  río matanza se plastifica
con bolsitas  como burbujas
y el reflejo  encubre el resto
que se escurre hacía lo desconocido




Cayó el sistema 

Cayó
silencio
te dice
caer
ni guita
ni asado
ni nada
virtualmente caído
legalmente enfermo
¿a dónde va uno ahora con
tanta metáfora?
paso a paso
gota a gota
decanta la prisa
por llegar
otra vez al sueldo
de sábado gastado
de tan nuevo gastado
semana santa
completa completa
como un fuego
que arde en blanco
el sistema cae
cayó




si lo que  se  piensa es una farsa

lo que  escribe también
una salsa
el libro
el autor
toda esa perorata
renglones llenos
de batata
el discurso
el contexto
todo una farsa
el lenguaje es solo  una superficie frágil
un vidrio
ágil
detrás del cual no hay nada
¿Y  si no importa?
si da lo mismo
la torta
¿y si ya es tarde?
Y si sí, 
y sí no, no
Y si sí, 
y sí no, no




 
Tiempo

se arrastra el tiempo
y los pies se arrastran
y junto a ellos las cenizas
llevándote el peso a la cabeza
donde se mezcla el horizonte con tu mirada lejana
y los pantalones se arrastran
la basura se aplasta con el auto que pasa lento
sus ruedas afirman los rezagos y lo que traes del otro lado
esas versiones secas metropolitanas
se arrastran
y la memoria se desmembra
y la planicie no existe
y la pampa no existe





 




Martín Medina nació en  Monte Grande,  Bs. As en 1985. Dibujante, fotógrafo, escritor. Curso la Licenciatura en Artes Visuales en la UNA.  Realizó las muestras fotográficas  “Trazas Comunes” 2013, “ La Casa” 2015, y la instalación fotográfica  “ Hacia Abajo / después del concreto” 2015, para la cual editó de manera auto gestionada “ Hacia Abajo”  publicación que reúne fotografías y escritos . Los poemas  que  se publican aquí continúan inéditos a la fecha.


viernes, 26 de febrero de 2016

Celeste Dieguez




2

holograma de bondi proyectado al rojo
sobre la ladera sureste del puente pueyrredón
tiembla el hueso combo la lona del  mamut hinchada 
sudando y rugiendo tanto estruendo 
bajo el peso del viento
hay una nube  de aceite que empuja  hacia acá el coro sordo
la polvareda  del crepúsculo fabril 
sulfatadas  canciones de borato de sodio:
- Hermes el mensaje ha llegado algo roto
pero la legibilidad es nuestro deber beber; 
adentro sobre la mesa
baja junto al falso fuego
una radiotensión 
una onda captada 
que corte tajadas de sentido o  al menos de peceto 
para poder armar con ellas un  álbum familiar
o un sanguchito 
algo que explique
lo que se escurre en el silencio opuesto 
al tránsito que insiste en desnivelar la zona a estas horas inciertas; 
agazapados y anémicos 
inventamos con la luz un símil que garantice
algún  registro del tiempo que pasa y no nos queda.



3

La tierra establece surcos paralelos
equidistantes 
entre el supermercado  de los chinos y mi casa,
como una granada de cemento y liquen 
hacia arriba montaña
hacia abajo la  profundidad
hendida
ha crecido a la sombra de la avenida que la enhebra.
Camelias y camellos deambulan por igual
la ciénaga voraz  los engendra continuamente.

Yo agarro entre mis pinzas lo que no se entiende 
pero se supone debe ser el reborde de algo
que se llama a si mismo lo real
y con mi cuerpo caliente atravieso  la estepa 
dura como bala de algodón o  blanda como un disco de plomo
un rumor de voces me acompaña, quieren cerrar  algún tipo de trato
El diablo chico que nada bajo la calle Vieytes 
se detiene  bajo mis pies
y aúlla:
-Vas a venir de una vez por todas al hoyo?
Todavía no, le digo; falta,
hay carnada.






5

El filtrar constante de contenidos dejó la información en banda negativa
hacia arriba nada hay que no me prive  
nada que se me presente lleno
me embriaga  el olor de la libertad  pero a su vez 
las partes cortadas arden como el  diablo
y sé que el costo cuesta
y que el ave fénix no es un pollo 
y que la autonomía  siempre se paga con aislamiento.





6

La conciencia te libra del mal
Todos los niveles de conciencia
Todos los males 
pero no lo suficiente
La mismidad no es conmigo misma
la sangre no es vino
y el cuadro se mueve.
Lo roto se rearma veloz en lo inesperado
las piezas surcan  el espacio y se agrupan en coágulos de materia y tiempo
Lo que ya no está  vuelve a formarse
Los pedazos se aman  y crean  la vida eterna
El material, el cemento, el porlan
Las vigas,  los cruces y las constelaciones
Recalculando
trozos de cerámica y vidrio flotan a gran velocidad alrededor de mi cabeza 
Soy lo que no se
Soy lo que saldrá de aquí
Soy una reflexión
Un tipo de pintura algo especifico
Una pared



Celeste Diéguez, 1979, Chascomús. Publicó  La capital, (Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2012),  La enfermedad de las niñas, (Club Hem Editores, La Plata, 2013), El camino americano, (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2015). Participó de  las antologías: Poesía Manuscrita 2, (Color pastel, Buenos Aires , 2009),  Mangueras rojas y azules ,  (Los libros del (a) imperdible, Zaragoza, España, 2010), El último día de verano,( Club Hem Editores, La Plata, 2012),  Hijas de diablo Hijas de santo, Muestra de poetas hispanas actuales,( Niñobúho Cartonera, Ecuador, 2014) , Poesía de hoy y de siempre, (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2014).Coordina la colección de poesía de Club Hem Editores.

martes, 23 de febrero de 2016

Antolín



Voy a pensar en un poema indestructible
mientras camino por la avenida de los italianos
con el viento helado del Río de la Plata.
Estoy perdido.
Nunca fui muy resistente.
Imagino cómo sería caminando por un lugar realmente hostil
como el desierto de Wadi Rum o la Antártida.
Sigo pensando en poemas,
no en cosas concretas que podrían mejorar mi vida
en poemas que comienzan y acaban en el día
nacen y mueren el mismo día
intentaré que sean de un material más pesado
pero líquido
como el mercurio.
intentaré que mis poemas sean de mercurio
ese es mi metal favorito. 
quiero que lo sientan todos.
También me gustan el osmio y el irilio. 
El plutonio está dentro de mis favoritos.
Quiero que mis poemas estén hechos
de aquellos elementos potentes e inestables
que todavía no se los puede controlar.
Caminé hasta el Darling Tenis Club.
estoy perdido.
Tomé el primer colectivo
fui a la costa, tomé un bote
y remé solitario como el alma de Bart Simpson.
estoy cansado porque el mundo se separó de mí.
Después de que termine de escribir este poema 
volveré a no tener nada.
Eso nadie lo entiende.





Todas mis maestras estuvieron en mi contra
desde el principio se pusieron de acuerdo para mandarme a la clase de Aprendizaje Lento
en donde siempre fui el ultimo para todo
decían: "su iniciativa va en descenso".

cuando salíamos al recreo, tomados de las manos,
cantando el abecedario por toda la escuela,
yo iba pensando: "me gustaría ser un Diamante Loco,
un chispazo, un destello, un resplandor
ganarme el cielo por un poema escrito con crayones.

después trabajar toda mi vida cavando fosas en el cementerio
o alimentando a los tigres del zoológico,
vivir siempre en la casa de mi mamá,
perdido, fuera de juego,
con arañas en el pelo".






Soy el poeta más pobre de todos los tiempos
más pobre que Rimbaud y Orwell juntos 
caminando por París y Londres con hambre y frío
yo camino por las calles de mi ciudad
que es una de las más pobres del mundo
tengo el cuerpo joven y cansado
creí que no llegaría a los 30 pero llegué
pienso que no llegaré a los 40
pero lo más probable es que también llegue
a la muerte la espero con muchas ganas
y lloró cuando me acuerdo
de todas las cosas que nunca me dejarán en paz
sé que debería hacer algo por mí
como ir a ingles o a yoga
pero soy tan pobre
mi partícula de Higgs es tan inestable
que se esfumó rápidamente
soy la hormiga que lucha contra el escorpión en tu jardín
sé que soy el único que podría salvarte
y si mirás mi biblioteca sé que podrías llegar a enamorarte de mí
pero ese es el único tesoro que tengo y tendré.
no poseo nada más, lo vendí todo.
no sé donde comienza y termina mi tristeza
pero sé dónde comienza y termina mi riqueza:
en mi biblioteca.





Todas las muertes de Gokú

Ese cuarto blanco adonde fue Gokú al morir
llamado "el cuarto de la mente y el tiempo"
un gimnasio blanco donde fue a entrenarse
durante un año
es decir, un día terrestre,
y después volvió
para vengarse
Y Kamisama le decía: eres libre,
puedes ir adonde quieras
pero él eligió quedarse
como en el club de la pelea.
cuanto más dicen no sirves
más debes resistir.
Kamisama le decía no sirves
eres un mal poeta.
Pero él sabía que en el fondo
poseía la partícula secreta
que anida en los átomos
de los mejores.
Alguien destruyó la salida.




Antolín (Andrés Olgiatti) nació en 1983 en la ciudad de Salta. Es poeta, músico y artista plástico. Ha editado libros y plaquetas en diversas editoriales como Belleza y Felicidad, Colección Chapita, Proveedora de Droga, Ed. de la Universidad Nacional de La Plata,  Eloísa Cartonera, Tammy Metzler, Desde un tacho. Su libro "Nunca seré millonario" editado por Pánico el pánico recopila gran parte de su obra poética.  
www.millonesdeanios.blogspot.com 

www.cargocollective.com/antolin


viernes, 19 de febrero de 2016

Reseña: Molle x Quesada




Los Contrarios. 
Fernando Molle. 
Zindo & Gafuri 
48 páginas. 2015

Con libros como El despertador y el sordo (1995) y Del libro (2008), Fernando Molle, una de las voces más singulares de la poesía argentina contemporánea, va construyendo una obra potente donde lo formal y lo sonoro toman un papel preponderante. Pueden distinguirse ciertos patrones entre las formas que van variando de poema en poema,  como estrofas de dos y tres versos o tramos de versos endecasílabos. En cuanto a lo sonoridad, se genera una música casi como un mantra. Escucharlo a Molle leer en vivo es una experiencia que deja en los oídos un ritmo repercutiendo durante largo rato.

Hay una relación con lo onírico, que deja en claro con epígrafe de Heráclito en el primer poema: “Los que duermen habitan mundos separados: los que están despiertos, el mismo”. Allí aparece esta percepción de lo extraño: “Despertamos en la casa. (…) La mujer desconocida tumbada a nuestro lado./ La niña soviética en su cuarto”. Lo referencial no es algo firme, sino un territorio inestable, de donde entra y sale todo el tiempo. En “En la vereda de enfrente”, por ejemplo, lo cotidiano y la geografía se fugan a través de su experimentación con el lenguaje y llegan hasta el absurdo: “Aquí nomás por el barrio,/ pasando la ligustrina,/ donde terminan las lajas.// Apenas traspasando/ el corredor nornoreste subdesértico/ de Kurbekistán”.

Los poemas dan la sensación de estar inacabados. Pero en realidad lo que sucede es que en algunos encontramos una circularidad: los versos del comienzo son los mismos que los del final.  En otros, en cambio, hay una sensación de infinitud, como si el poema fuera un poema eterno y los que nos muestra es solo eso, un recorte entre dos puntos. Es una exploración de las posibilidades infinitas que nos ofrece el lenguaje. Esta idea se refuerza en algunos pasajes con los mínimos cambios que se producen de un verso a otro: “El que sabe/ El que no sabe// El que vio/ El que se vio// El que leyó/ El que lo leyó// El que sabe porque no lee/ el que sabe porque no leyó”. A partir de una cierta monotonía está tensionando el lenguaje y jugando con lo formal y lo semántico. Luego de leer Los Contrarios queda flotando la sensación de que hay siempre algo que se nos escapa, que no se agota en pocas lecturas, como si el libro nos esperara una y otra vez.



Mauro Quesada.

martes, 16 de febrero de 2016

Lautaro Virgilio




lo administrativo
sentado en la muerte de otro
no me preocupa

el problema radica en esta obligación de ser

en este funeral igual a todos
donde lloran a un hermoso joven honesto
y desean a la viuda

__________




pido un deseo
simulo pedir los otros dos
y soplo

mientras la escena se transforma
en algo vergonzosamente feliz
me visto de hipócrita       hago cuentas

si suelto
lo que atrapé con las manos
es probable
que no vuele

__________

cada vez que escucho la palabra artista
se me pudre otra muela

lo que a mí me cabe
es sentarme en la vereda
a esperar que la señora de enfrente
salga con su olla vieja
tire su mierda en el pasto
me regale una sonrisa

__________




impedir estas piernas
estos brazos
esta boca este cráneo

impedir
que tu peste
amanezca conmigo
__________




hay que dejar de nombrar a las cosas

dejarlas y decir no
en plena fiesta

dejarlas

que se nombren solas

_______




esas balas que vuelan
como música
en el cielo

caen

como música
en la cabeza
del comisario

balas que ruegan
por los cuerpos
que olvidamos





Lautaro Virgilio nació y vive en Sarandí, Avellaneda. Estos poemas pertenecen a Cerrar el puño (Alto Pogo, 2018). 




domingo, 14 de febrero de 2016

María Minnucci






Igual a veces está todo bien

Algo traga mi corazón
baja por la garganta mientras miro una foto
todo el dibujo tiene una fuerza
el cielo se llena de rezos bíblicos
tu cara está nueva y sin pelo
hago crecer una montaña enfrente de la puerta
deposito una florcita infectada en la tierra
nos reímos del terror de nuestras fronteras latiendo

Mirándonos
somos dos abejas 
detenidas como objetos.




No saltemos sobre las plantas que pinchan

Estoy en un trance profundo de las cosas
nada me apunta demasiado al corazón
si lloro a las siete de la mañana
me juzgo por estar llorando tan temprano
en mis dedos no hay sensibilidad
ya no puedo tocar
probé con el resto de mis sentidos
algunos no estaban desarrollados
no encontré a nadie para mirar
me detuve en las plantas que pinchan
quise robar un esqueje, ponerlo 
en el piso de mi habitación
sentir las espinas rozar mi piel
me parece que afuera llueve

Sería genial. Hace muchos días que no pasa nada.




Alto domingo para estar con vos

Este es otro lado
otra casa
otro mundo
todavía no cayó la primavera
ya no es invierno
la serotonina aparece en niveles bajos
no quiero bailar
prefiero mirarte desde el techo
tener un rifle en la mano
desvestirnos
escribir en una hoja
el olor de los cuerpos
el tamaño de los pies
y cómo todo eso
nos eleva 
         a niveles 
                    poderosos.




Quiero estar anestesiado

Esa tarde hubo un terremoto en mi cabeza
cayeron a mi cuerpo las líneas  
entre estar vivo y ser una ojota rota
recalentar la comida
en un microondas 
más grande que tu cabeza
comer al lado
de una familia
de muñecos de plástico
poner a descongelar
tus ojos en la mesada
sacar del plato
los pelos grises
sacar de tu habitación
un cadáver
encontrar  en el sabor 
de una tostada

a tu madre.




María Minnucci nació en 1988. Vive en Mar del Plata. Estos poemas pertenecen a su primer libro, que está siendo editado con Goles Rosas, editorial autogestiva de Mar del Plata especializada en poesía (http://golesrosaseditorial.blogspot.com.ar)

miércoles, 10 de febrero de 2016

Facundo D'Onofrio







Advertencia

Ya no esperes que un verso te impacte como si esperaras
la colisión de un asteroide en el centro exacto del planeta
no habrá palabras que colmen tu expectativa ni encontraré
artificios que te distraigan como una flor silenciosa y sabia
esperaré desde un jardín secreto entre los pastizales y el lento
y sigiloso movimiento de una enredadera pretenderé conocerte
del modo en que las plantas conocen haciéndome tierra y agua
e ignorando a las palabras en comunión con un viento
que te vuele hasta mí y arrastre el sinfín de causas y efectos
que querrás explicar y entender inútilmente mientras que yo
disfrazado de flor observe tu verdadero rostro que prescinde
de la ocultación del disimulo del pudor de los gestos y olvide
que existen verbos y adjetivos y otros inventos para decir o creer
que decimos algo importante y no es más que el delirante oficio
del engaño al que nos condenan la lengua los dientes y los labios
que mienten porque no pueden otra cosa en cambio si pudiera
convertirme en el jazmín o en la rosa y conocerte como las plantas
conocen silenciosas y sabias comprendiendo el sentido de una gota
de lluvia que recorre sus pétalos como una lágrima yo entendería
la razón de las lágrimas que caen de los ojos cuando nadie lo nota
y no necesitaría preguntar ni suponer lo que duele tanto o acaso
las flores no saben que cuando el cielo llueve tiene sus razones y
es que el llanto de un animal que muere lo acongoja y lo conmueve
como el canto de las sirenas al navegante de mares de otro tiempo
yo deseo que el viento errante te traiga hasta mí en la libertad
de este jardín secreto desde el que imagino ser una flor que aguarda
la intimidad de tu sorpresa al oír un nuevo verso que al fin te impacte
no como una novedad una aparición una oda una moda ni nada que pueda
cualquier lenguaje sino como un quiebre absoluto del destino el desafío
de volver a inventar la rueda y esperar juntos el comienzo de otro mundo
cuando un asteroide colisione en el centro exacto del planeta.





Al amor que vuelve

¡Azúcar!
¡rufián!
¡abejorro!


Dejame tranquilo.




Cuando digo que no amo

a esas muchachas que andan libres
con el corazón aventurado
en una causa de ocasión
cuando digo que no amo
a esos muchachos que andan libres
sostenidos por la fiebre
de un tambor en medianoche
cuando juro no amarlos
al ver sus cuerpos en la sombra
enroscados como boas
en un rincón del humedal
cuando digo que no deseo
bajo el sol de los veranos
verlos cargar sus mochilas
hacia el norte y hacia el sur
cuando el sudor reverbera
sobre sus pieles vivas
y pasan meses descargando el sexo en un rincón
cuando juro no desear
a esas muchachas que andan libres
el pensamiento impredecible
como un colibrí en vuelo
cuando juro no admirar 
a esos muchachos que andan libres
con sus padres conservados
tan sólo en el semblante
cuando juro no admirarlos
con sus trajes de muchachos
insolentes vanidosos
destinados a la acción
cuando digo que no amo
la ferviente osadía
de muchachas y muchachos 
que se dejan amar
cuando digo que no los amo
no los amo no los amo
y juro por mi madre
estar diciendo la verdad

miento.




Morirse niño

León ladra las naranjas huelen
a naranjas y yo creo que no hubiera
sido tan trágico
morirme niño.





Mis amigos

Mis amigos son las mentes
más brillantes de la generación

Locos todos locos

Capaces de detener una locomotora
para salvar a la oruga que puja
por convertirse en mariposa

Capaces de amar a un asesino
y halagarlo con semen y poesía

Capaces de guardar un secreto
durante años y años
burlarse de los cuerdos que sufren
de crisis nerviosas por conocer la verdad

Capaces de hacer la vista a un lado
cómplices de una cucaracha
que pretende huir sin que la maten

Capaces de colgarse guirnaldas de colores
y celebrar el luto de un gran amante
o de llorar a la intemperie
y enardecer con el fervor de una granada
en cualquier rincón de Buenos Aires

Capaces de viajar en el tiempo
hurgando los cajones del pasado familiar
hasta dar con el origen del tormento

Capaces de agitar el fuego fausto
que encienda la revolución
convencidos de que escribir es darle batalla
a los que andan muertos
por la vida.




Facundo D’Onofrio nació en Buenos Aires en 1990. Publicó La mujer que vino de Lorraine y Los relatos de Fermín, (Buenos Aires, Dunken, 2012) y Cada pliegue del cielo (Buenos Aires, El ojo del mármol, 2015). Participó en la antología El rayo verde, antología poética 2015. Dirige, junto a Juan Escolar, el ciclo de entrevistas Bestiario. Actualiza el blog facundiainfecunda.blogspot.com.ar. Algunos de sus poemas fueron traducidos al italiano.

sábado, 6 de febrero de 2016

Pablo Gabo Moreno







abundantes catástrofes
murmurando buenos días
en la bisagra de la pugna 
que el fragor nos lisia

mientras reprueban a los ángeles
que no tienen voz ni voto

y pobres de nosotros
que queremos franquear esa oquedad
tocándonos a mansalva







NUTSHELL  (cáscara de nuez)


objetos sensibles que coexisten
todos contenidos y garabateados
en esta temporada de gripe

vientos fríos del norte
en la gruta del perfume opulento
que insiden la vigilia nocturna

a la larga hay que liquidar el paisaje,
al aura matinal 
y a lo que venga

que nos cure de esta frialdad







agosto 9, 11 pm,
ensayé una monotonía fértil 
que me produjo entusiasmo:
desmesura de luces afuera
y yo buscando figuras entre los huecos

yo,
un toro obsesionado
meciéndome en el mosaico
de la baba primaria
saludando desde el subsuelo







esa mañana de invierno
tu cortina black out no funcionaba,
te mandé 16 mensajes de textos 
y no obtuve respuestas

me imaginé tus pies descalzos  en el escritorio,
la voluntad de obrar a tu antojo 
y el rocío que se cuela en la plantas 
en esta época del tiempo

ese día como otros tantos
discurrías la necesidad de una respuesta onerosa:
el amor en los tiempos del acv
el amor no te toca ni con una vara


                      




Pablo Gabo Moreno, (1974) Caleta Olivia, Santa Cruz
Escribe, edita y difunde poesía.  Libros publicados: Monóculo para la estrella (Ediciones CLIA, 1998), Tu Rito (Ediciones Marfil Seda, 2004) y Colorblind (Vox, 2015). Administra desde hace 5 años el web site 1 poeta 10 preguntas donde lleva realizada mas de 200 entrevistas. Actualmente dirige la el sello Caleta Olivia dedicado íntegramente a la edición y publicación de poesía contemporánea Argentina.  En el 2015 la editorial digital DR,  publicará un volumen de poemas cortos bajo el título : Emoción & conmoción.