jueves, 23 de febrero de 2017

Gabriela Ruiz Agila (Madame Ho)








La frontera. Año nuevo, 1953

1953 es el año que está pariendo
me parió, casi a los 22 años.
Cada lunes, desde hace tres meses, sucede…
las piezas del olvido aparecen
cartas, fotografías, discos,
creí leer mi nombre en el perfume del mar
le había pedido que atravesara el continente
como si se tratara de cruzar una avenida
me llamo Carmen. Canto. No lloro. No puedo matar.
En un mundo paralelo me llamo Carmen.
Llegará ese día: Yo estaré. Tú serás.
Nos besaremos los ojos lejos de la rabia.
Sin miedo a la caída,
estoy en un trance agotador sin sueño,
sin el deseo de comer, sin el deseo del agua.
Pensando en esa separación de los hemisferios,
de los continentes, de los mares,
rezo para que siga haciendo calor
pero en esta frontera soy Madame Ho
transito con el corazón lleno de dudas.

“Extraño sabor metálico en el aire” pruebas atómicas en Utah y Nevada, EE.UU. Hallazgos relevantes para descubrir la estructura del ADN.






1969

Mi nombre es región en este viaje…
el tiempo perfuma las sombras entre las montañas
los nogales se reclinan a beber en el río Bravo
desde el vértigo
mi nombre es región en este viaje…
es hora de bañarse bajo la lluvia
nos tomaremos de las manos
desde las orillas

Mi nombre es región en este viaje…
vuelvo a mi vicio favorito, el calor
ungida por la tierra
como la tagete inmortal al finalizar el invierno
transparente


La explosión de las minas carboneras 2 y 3 “Guadalupe” el 31 de marzo de 1969. Coahuila se convirtió en un pueblo de viudas y madres sin hijos.






Ħiroshima y Пagasaki 
19 de agosto…

el abanico dando vueltas sobre el ambiente húmedo de lo que
un día sería algo parecido a ¥ietnam
el sudor violento invadiéndolo todo
el agotamiento

desde esta habitación
puedo escuchar al mar mecerse frente a la costa nororiental
el Pacífico se desplaza por debajo del horizonte
durante el sismo de este latido, 
sin embargo, prevalece la serenidad de la tarde y la puesta de sol, 
es un evento devastador… al menos a la distancia de un deseo

la trayectoria de la tristeza y el ritmo de la lluvia:
hemos presenciado ese estremecimiento antes
pienso en esa maldición de “quedarse y luchar” 
sobre los escombros de lo que fue esta ciudad
la gente busca sobrevivientes y encuentre solo cadáveres
las sombras de los años transcurridos, tendidas en el suelo…
un ropero, una cama de soldado, y el calor.
nadie está a salvo. ɇs una idea que me provoca llanto
por eso me iré
aunque los trenes lleven a ningún lugar

en mi ciudad natal, todos quieren irse pero,
los que se fueron, añoran regresar
es difícil sobrellevar el desarraigo del agua, del suelo, del aire,
de los rayos solares y las fechas
desde luego, miedo-lo que no se han dicho
lo que menos importa es el gobierno
el caos posterior a la segunda guerra mundial
quizá ocurra otra explosión…

tú y yo, inesperados; Ħiroshima y Пagasaki, la suma de las estaciones.
la nuestra es la réplica de ése sismo
hace calor
              —soy tuyo, Ħiroshima—
las nubes arden en llamas desde hace un mes atrás cuando empezó el verano, cuando en el
trópico de capricorniÖ se estrenaba en la noche.



Hiroshima fue bombardeada el 6 de agosto y Nagasaki, el 9 de agosto  de 1945.




Gabriela Ruiz Agila, de rasgos asiáticos, descendiente de migrantes y militante de la ternura. El desierto y el tequila hicieron raíz en su sangre. Desde entonces se sabe fronteriza y está en la constante búsqueda de esta poética. Da vida a Madame Ho. Colabora en diversos medios electrónicos, y en especial para Revista Matapalo. Premios: Segundo lugar en el concurso nacional de poesía Ismael Pérez Pazmiño organizado por Diario El Universo con Inventario-Escritura de Viajes (Ecuador, 2016); Primer lugar en Crónica del Cincuentenario organizado por la UABC con Relato de una foránea (México, 2007).
https://www.facebook.com/MadameH0/ 

miércoles, 15 de febrero de 2017

Carla Sagulo





La mitad abierta

Como nube herida,
llega a mi ventana
de los techos una gata;
viene a decirme
que soy ella
también
en la tormenta

y como a mis huesos,
casualmente,
se les ha dado por temblar,
 y a mi cabeza por pensar 
 la muerte, yo le creo,
le creo y le abro
 y me abro así
un tajo:

en el reflejo soy ahora
un solo ojo,
un solo hombro,
un gesto hachado

y en la mitad abierta,
venido de la noche,
descalzo y blanco
un animal entero.




La pastilla del verano

Roja, dorada, apenas verde
me dejo arder
porque no puedo más nadar en seco
con estas alas que me crecen
azules en la axila.

Arpas, órganos, violines de viento
alimentan volátiles colores primarios
como en la caricia de un cuerpo,
como quemando leña en calma.

Levantaría vuelo ahora
pero me aqueja la tierra,
me tira de un hueso
la gravedad del asunto.

La ley no me atañe,
igual me corrompe:
me vuelvo incendiaria
pirómana pirada.

Nadaría hasta el fondo,
de tener agua cerca,
hasta dar con un espejo
que me borre la cara

pero todo está tan seco
que hago gestos en el aire,
abro la boca como un pez
tras la pastilla del verano.

Tengo del mar sólo el mareo
y el recuerdo del susurro
en algo que se cuece
mi cuerpo, el que me queda.




Cebras

Cebras que pastan; el amor
tiene formas así, penachos
cuando logra que el minuto se complete,
devore la hora, preñada de días,
tal vez años, tal vez fila de estrellas,
y mueva la cola al compás de las moscas
y las moscas se retiren a su muerte por un rato.

Anoche me encontré con una: no pastaba,
bebía, con paciencia de cebra de unos ojos.
Me hizo pensar en que quizás, el amor
podría haber cambiado de elemento.
Porque esa cosa, también, va por el aire;
se han visto nubes con forma de caballo naranja,
duraznos perfectos, se pudo ver el cielo entero
alguna vez, qué tiempos.

 

Pero el aire ahora
no quiere darnos nada
y no hay ni un minuto vacío:
vivo abarrotada de conciencia
en el congreso de usureros,
en la fábrica de anteojos;
podría morir de asfixia o
vidrios rotos.

Podría morir de tantas cosas:
invadida por la fe, descerebrada,
mordida por la artrosis, la gangrena
o por besar una pantalla y recibir
la patada eléctrica de todos los toros.

O no. Mirá la vida:
¿ese trueno que ahora escucho,
ese rayo por las nubes,
no es la cebra
desbocada que regresa?




Carla Sagulo nació en Buenos Aires en 1977. Ha publicado El vino de la casa (Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2007), Fuego chico (Nulú Bonsai Editora, Buenos Aires, 2009) y Toro (Nulú Bonsai, Buenos Aires, 2015). Es graduada en Letras por la UBA y trabaja como docente en la UNAJ. Coordina talleres de lectura y escritura en distintos ámbitos.


jueves, 9 de febrero de 2017

Facu Soto




Dibujos sacados de un libro de inglés
Que mi mirada te dé los colores que te faltan
y resplandezcas al ver el día pintado
Que salgas contento del trabajo
y te sorprendas al verme, rodeado de auras y estrellitas
Que los kinotos perfumen tu boca
cuando la abras

Que te explote el chicle en la cara,
y no te duela
Que mires Juju Romantica en YouTube, bichitos de luz en la pantalla
Que te caigas de la tabla
te embarres con polvo cósmico
y te levantes como Silver Surfer

Que pierdas todos los miedos
y te olvides del pasado
Que encuentres el orden en el caos
Que andes liviano por el aire
como un astronauta,
sin preocupaciones

Que  viajemos a Marruecos
y nos subamos a un elefante haciendo selfies
Que bailemos en La Usina – música electrónica- hasta salir
de nuestros cuerpos
y después vayamos al Colón
Que viajemos en el tiempo
y al otro día andemos en bici,
hasta no dar más,
hasta ver estrellitas

Que la noche sea clara,
para vernos transparentes
Que tomemos ron con maracuyá del árbol de la calle
Que entren los planetas por la ventana
y nos llenen de alegría
Que tu piel siga blanca
y pacífica como la harina

Que goces en la cama como una loba en celos
Que nos chupemos la transpiración
Que te duermas de costado
y te abrace como antes
Que no se te vaya mi olor
Que  pienses en mí
cuando yo piense en vos
Que te eleves
y me lleves.

Que pienses en mí cuando yo piense en vos
Que te eleves y me lleves.
Nada más.




Mucha luz. Cuánta luz. Demasiada luz
Mi héroe está a punto de morir, como El Capitán América
y Linterna Verde
se está transformando
enamorado
perdiendo la razón
-se está volviendo loco-
que es lo mismo que morir

pero,
un rayo de luz sale del iPad
y se pregunta 
en un segundo de lucidez
quien está adentro del chico,
del que se está enamorando
y se pierde

ese chico
de cuerpo y rostro hermoso
lo mira
pero quien está dentro suyo
como los árboles que nos miran
dando luz, tanta luz
-mucha luz. cuánta luz. demasiada luz-
a través de sus poros alguien se asoma, lo espía y lo ve

internet sigue pensando
los rayos del sol pierden intensidad
no lo doran
el chico lo mira
-mucha luz. cuánta luz. demasiada luz-
un animal 
con el color del agua
cae,
y se da cuenta
que otra vez nos estamos sin héroes,
sin nadie que nos saque el tapón
guíe,
ídolos
que nos iluminen
como estrellas:
nadie
nadie
nadie que nos quiera.





For ever Young
Los descubrí sin saber que existían y que estaban ahí
en la cueva bailaban con los ojos cerrados
en trance
Viejos, juntos, reunidos,
nos les había prestado atención.
La entrada al sótano quedaba por el SexShop
Adentro,
los laberintos desembocaban en el salón, y ellos se perdían
Afuera, androides
Adentro
pura emoción, saliendo del cuerpo cuerpo.
Elevación.
For ever Young hecha house-remix
Alphaville, llegaba de otra dimensión
(buscala en YouTube y ponela ahora, te espero)
For ever Young hecha house-remix
Alphaville,
hacía bailar a los viejos
que resucitaban
se elevaban
con los brazos levantados
Marchaban
volviendo a vivir
For ever Young
For ever young repetían a gritos
Entrando a los recuerdos
hilvanando imágenes
charcos de emociones hilvanadas
recuerdos de juventud
felicidad eterna para quién lea estas palabras
For ever young.




Facu Soto (Rodolfo Facundo Soto) nació el 30 de marzo de 1972 en Buenos Aires. Es escritor, periodista y  psicólogo. Fue jugador de fútbol en Los Dogos. Lleva editados varios libros en distintos géneros, donde escribe sobre la sexualidad, sobre la búsqueda, sobre los encuentros. Publicó, entre otros libros, Taller literario (2013, Blatt & Ríos), Electricidad (2013, Vox), El olor de tu remera (2014, Eloísa Cartonera), El cielo en la mesa (2015, Subpoesía), ¿Por qué necesitamos a Superman? (2015, La Carretilla Roja), Los mutantes (2017, Milena Caserola) El club de la paja (2016, Eloísa Cartonera) y El brillo de tus braquets (2016, 27 pulqui), Los mutantes (2017, Milena Caserola).

viernes, 3 de febrero de 2017

Belén Iannuzzi





La montaña luminosa


Creo en lo que no se ve,
voy hacia una
montaña luminosa,
la imagino sobre un cielo rosa batik.

Camino en silencio,
escucho los ecos
de mis pies sobre el ripio,
los pájaros, los árboles,
el agua correr sobre las rocas.

Comienza a anochecer
al costado de la ruta,
veo sombras inciertas
que encienden luces amarillas
dentro de sus cabañas de madera.

Una sombra me pregunta
con el cantar del soplido del viento:
¿Sos un gatito que vos misma
levantaste de la montaña?
Algo con su propia fuerza
nace dentro de mí.



Con las cosquillas
de una brillantina dorada,
nos despertamos.

Sobre mis ojos
un tul de hojas,
otoño de seda.

En una pared
vacía
quieta
blanca.

Dorado sobre blanco,
un beso,
y seguimos
durmiendo.




Esta tarde

Lo que deseo,
¿lo construyo
o viene solo
con la corriente
del Destino
como las hojitas
y las ramas
y los pececitos dorados
que traía, leves,
esta tarde el río
debajo del viento suave
de las casuarinas?
  



Mi amor es como el mar
no puede detenerse
va y viene
ni quedarse quieto
sostenido
como un espejo.

Mi amor es una piedra
en movimiento,
un mineral.

Mi amor habla
el idioma del mar,
no conoce el silencio.

Sólo los marineros
lo entienden,
y aun así
en las noches brumosas
naufragan.




Lamento litoral

Le encendiste una vela
al santito
le dijiste 
al santito
santito
ayudame
dame amor
dame trabajo
le llevaste flores
al santito
flores rosas
crisantemos
el santito guaraní
el santito litoral
¡ay!, le dijiste,
traeme amor
cuidame la salud
traeme trabajo,
el cielo encapotado
el río cubierto de camalotes.



Todos los poemas son Inéditos


Belén Iannuzzi nació en la ciudad de Buenos Aires el 20 de enero de 1979. Buscó, investigó y encontró en bibliotecas públicas y archivos personales muchos de los poemas de las primeras mujeres que escribieron este género en Argentina, que luego fueron publicados en el libro “Primera poesía argentina 1600-1850” (Ediciones en Danza, 2006). Estudió la obra de Luis Alberto Spinetta como letrista en “Poéticas del rock” (Marcelo Oliveri Editor-Academia Porteña del Lunfardo), traducido al alemán como “Poetik des argentinischen Rock” (Abrazos Book, Alemania, 2010). Publicó las plaquetas de poesía “Pajaritos” (Zorra/Poesía, 2008), “Oímos el run” (Zorra/Poesía, 2009), “Findelmundista” (Color Pastel, 2009), y los libros de poesía “Haikus gordos” (La Propia Cartonera, Montevideo, 2010), “El origen de las especies” (Pánico el Pánico, 2010), “Todos los bosques” (Pánico el Pánico, 2012), “Los que tienen fe” (Chuy Ediciones, Bahía Blanca, 2014) y “Encenderé un fuego” (La Carretilla Roja, Monte Grande, 2016). Muchos de sus poemas fueron traducidos al inglés y al italiano.
Actualmente, se encuentra preparando su sexto libro de poemas, “Frío y seco, Pampero”, por Zindo & Gafuri Ediciones.