viernes, 27 de mayo de 2016

Luciana Reif






Entrada en calor

Mientras pedaleo en la bici fija del gimnasio
miro al chico que me gusta,
el chico que me gusta corre en la cinta
a diez kilómetros por hora, después
hace pesas y abdominales y termina
con quince minutos de bici.
No es un chico atlético, tiene un torso
más bien pequeño pero dedicado.
Me atrae su constancia, su total entrega
muchos de los que vamos al gimnasio
a los pocos meses de empezar
variamos la rutina,
obviamos las cosas que nos aburren
y si sobrevivimos terminamos haciendo
la mitad de lo que nos dieron.
Pero el chico que me gusta hace toda la rutina
con devoción, tres series de diez flexiones de brazos,
los muslos y el abdomen contraídos sosteniendo
un mundo con sus manos.
A veces me pongo a pensar
si tendrá la misma constancia en su vida diaria,
si le hará el amor a su mujer
siempre de la misma manera,
un beso en el cuello hasta bajar a los pechos
y solo recién ahí cuando le toca los pezones
empieza a sacarle la ropa, primero la remera y después
el corpiño, dejándole la bombacha puesta
incluso para la penetración.
Me pregunto si conocerá el recorrido de memoria,
si a veces tendrá caminos alternativos,
disfrutará su mujer o le fastidiará lo previsible del acto.
Mi mente divaga en estas cosas hasta que vuelve,
los veinte minutos de bici se me pasaron volando
y pienso que si el chico que me gusta me preguntara
le pediría que tome un atajo, que ya hice
la entrada en calor.
                                                             






No hay tesoros en el fondo del mar

4
Cuelgo la cabeza de mis padres
arriba de mi cama
para que me cuiden
mientras duermo.
Busco a tientas entre sueños
la teta de mamá
el deseo es ahora
esa teta enorme
que me alimenta
gateo en cuatro patas hacia ella
y la aprieto fuerte con mis labios
pero el amor es arisco
y papá también la quiere
me largo a llorar y consigo
que me acuesten en su cama
entre medio de los dos
sus cuerpos limpios
entrelazados al mío
el amor sin sexo
de mis padres.


7
Tenso el puño para dormirme
un acto reflejo, casi mecánico
me preparo para bucear en las profundidades
durante las próximas ocho horas. Allí aparece
todo lo que esquivo con éxito durante el día:
el miedo a estar sola, el dolor de haberte perdido
el deseo de que regreses y la esperanza también
de que a la larga como me dicen
todo sea para mejor.
Me despierto, el puño sigue tenso
igual como lo dejé al dormirme, abro la mano
por las dudas, pero no hay en ella ningún tesoro
no hay tesoros en el fondo del mar
solo nosotros mismos y un espejo gigante
que al igual que los del circo
deforma nuestras dimensiones
y se lee en clave.






Nunca tuve un noviecito en el jardín de infantes

Nunca tuve un noviecito en el jardín de infantes
ni alguien que gustase de mí.
Mi familia ocupó hasta mi adolescencia
todo mi universo sentimental,
el ancho patio de la escuela
con la higuera y la máquina que compactaba latas.
El primer día entré de la mano de mi hermano,
Lauti sabía muchísimo y yo le tenía tal admiración
que me pegué a él durante muchos años.
Quería ser su novia, pasar todos los días juntos
en los recreos.
Recuerdo que mi prima también quería ser su novia
y peleábamos tanto
que dejábamos de hablarnos durante días,
sin compartir los juguetes,
ni quedarnos a dormir la una en la casa de la otra.
Cuando mamá preguntaba
por qué nos habíamos peleado
yo le mentía y le inventaba historias,
de alguna manera las dos teníamos en claro
que ninguna se iba a casar con mi hermano
y que la vida nos iba a honrar
con hombres mucho más importantes.







Si otra voz aparece en mis poemas

Si otra voz aparece en mis poemas
quiero que sea la de mis amigos,
la de Fede que trabaja de cajero
en un negocio que vende discos
y se enamora de cada chica
que lo mira por la vidriera.
La de Nati que vive sola
desde que su mamá la echó de su casa
y ahora tiene una perra que se llama Gladys;
o la de mi amiga Debi que quiere ser actriz
pero estudia para contadora
como Sol que se va de viaje cada seis meses
para escapar del amor
y de todo lo que echa raíces.
Quiero a mis amigos reales de carne y hueso
no la amistad con mayúsculas
sus historias tangibles y sinceras
en el trazo de mi mano.




Luciana Reif nació en la localidad de Lanús en 1990. Es Socióloga y becaria CONICET por la Universidad Nacional de Avellaneda. Es hincha de Racing y le gusta ir a alentar a su equipo a la popular. Participó de la antología El Rayo Verde (Viajero Insomne, 2014) y de la antología El Rayo Verde 2015. Poemas suyos fueron traducidos al italiano por el Centro Cultural Tina Modotti. Coordina junto con Valeria de Vito la revista de arte y literatura Carnaval toda la vida.  Estos poemas perteneces a su primer libro “Entrada en Calor” publicado por el sello editorial El Ojo del Mármol (2016).   

lunes, 16 de mayo de 2016

Lila Biscia



manada

pájaros
sobre una pared al borde del derrumbe.

la sombra de cien pinos junto a un acantilado,
cualquier acantilado.

el amor es un niño sordomudo.

el amor, una manada de elefantes
calcinándose al sol,

y lo que queda.



 buitres

supe que una treintena de buitres
despedazaron
una oveja: mientras le arrancaban las vísceras
y los ojos
ella hacía fuerzas por respirar.

los recuerdos son como ovejas carneadas por ignorantes
todo lo que fuimos
puede escribirse sobre un pequeño paredón.



y ahí

no tengo porqué tener una casa
            pensé
cuando me preguntó si vivía acá

¿es tuya?
me dijo

y quise imaginar, que si me metiese dentro de su boca
atrás, bien atrás
encontraría un campo verde oscuro
-campo verde aceitunas-
y ahí

en medio de la nada              solito
un cencerro en el pasto
                                   esperando.





 cuando llorás los ojos se te ponen más verdes

a veces veo llorar a la mujer embarazada
está envuelta en papel de oruga

se toca la panza
yo me toco la panza
cuando la veo
me palpo
entierro los dedos
me encuentro

pequeña niña oculta
tras la falda de mi madre.





 y una jirafa

si el sueño de los cuerpos cae
si el sueño de los cuerpos arrastra
si la vida arrastra cuerpos
si la vida respira tulipanes y los cuerpos
respiran algas
si las algas arrastran cuerpos
y los sueños
transpiran el aroma a mandarinas de tu boca
transpiran
como cuerpos arrasados
como la fortuna del olvido
como la desmemoria
como la indiferencia
enredada en algas
de tulipanes muertos
del sueño que nunca acaba
como la voz que repite
el sueño que nunca acaba y
tulipanes en tu boca
arrasados como cuerpos con aroma a mandarinas
como la desmemoria
y una jirafa
se corre del camino
para mirarme.

Tierra Animal
Editorial: Harpo Libros
Madrid, diciembre de 2015



llegar

soñé que no me entraban las piernas
en el avión
intenté acurrucarme
nunca
me pensé tan alta
pero ahora
mis piernas raspan el hule blanco
me agacho para ver dónde       
termina mi cuerpo                        cuánto
tendré que doblarlo
si quiero      
tocar el suelo
hacer pie         recordar   
fue lunes
el día que viajamos
en colectivo y vos
apoyaste tu cabeza en mi hombro.





Varsovia

él está pasando la semana en Varsovia.
me dice que el frío
no es tanto como pensaba
pregunta qué tal tu frío,
entonces lloro.
escucho rebotar mi llanto en el teléfono,
dice que le gustaría que yo
estuviese ahí
con él
que me llevaría al lugar donde están las cosas de los judíos,
vos
que tenés el judaísmo en tus caderas.
me río. le digo que es un nazi.
me dice que para mí todos son nazis,
cortamos
me meto en la cama
dejo que la gata se duerma entre la frazada y el acolchado.
olvidé preguntarle si en Varsovia
es primavera y si los astros
ahí
estarían de nuestro lado.




Lila Biscia, Buenos Aires, Argentina, 1976. Estudió las Carreras de Letras y Psicología en la UBA. Realizó talleres y clínica de obras con escritores como María Negroni, Ariel Bermani y Claudia Melnik. Sus poemas han sido publicados en diversos medios gráficos y digitales en Argentina, España y Venezuela, y en su blog: Bajo las uñas (www.lila-biscia.blogspot.com) Su primer poemario editado “Tierra Animal”,  se publicó en España durante diciembre del 2015 por la Editorial Harpo Libros, y prologado por Andrés Neuman. Trabaja como Productora Editorial y Entrevistadora en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires.








martes, 3 de mayo de 2016

Andrés Szychowski








Reflejo

El cíclope está a mi lado.
El poema está a mi lado.
El niño está a mi lado.
El renacuajo está a mi lado.
El grano de arena está a mi lado.
El viento está a mi lado, por
lo que el grano de arena
vuela hacia el ojo de la bestia
que tropieza con el poema
y aplasta al niño,
mientras suelto al renacuajo
en una palangana con agua estancada
para ponerlo a salvo.





Rue…

Anoche leí un poema de Prévert
anoche leí a Prévert y no pude dormir

El poema de Prévert se trataba de Prévert
y de algo que a Prévert se le perdió en la rue…

Hay una repetición que de tanto en tanto,
Prévert mediante, generalmente nunca,
se repite a lo Prévert y, mientras tanto,

no pude dormir




Bob, bienvenido

Así como descubrí que Bob Dylan
era un hombre mayor, es decir,
en 2007, en el único recital (Vélez)
al que asistí, con una profunda depresión
y con una graduación alcohólica
menor a la recomendable, Bob, miré,
no tenía los veintipico de los 60.
Así como el tiempo infantilmente
aguarda, infantilmente el tiempo,
detrás de los arbustos (y si no lo hace
será porque la vegetación escasea
debido a fallas de montaje: hablar
con producción) aguarda. Fisgonea.




Música

la genialidad no está en un tono
ni en dos, tampoco
en tocar a Chopin
con una protuberancia

Sólo hay un padre
que te da puntapiés
admirables

y el aplazamiento




Andres Szychowski nació en La Plata, donde vive actualmente. Publicó los libros "17 discos de música africana", "La redundancia" y "Poezja". Los poemas que aparecen acá son aún inéditos.

domingo, 1 de mayo de 2016

Luciana Caamaño



Por un borde

ayer en el camino 
hubo tal cantidad de fantasías 
que llegué a pensar:
“creo que me caí por un borde,
el peor de todos,
el borde boludéz universal
todo me parece bien y lindo
voy a tener que mechar 
con mar de quejas
epifanías de intolerancia
incomodidad del tipo: arena en la concha”
a todo esto
me había clavado ante unas flores prendidas fuego
dije en voz alta
“imposibles, imposibles, así no puedo”
subí los ojos hasta dar con el cielo
y grité injurias a las nubes 
todo estaba rosa, 
todo estaba flúo
“manga de maravillas, me están tocando el alma”
como si de una minucia se tratase
aparece un perro de porte considerable 
se dispone a ladrarme con furia
muestra dientitos y toda la fiesta, 
me obligo a no correr
(si corrés el perro te corre)
me digo:
no se te ocurra segregar adrenalina!
me alejo despacio 
como si no me estuviese temblando el culo del miedo
pasa un coche que se lleva la atención del perro
es decir, me salva la vida
y ahora debería venir la parte del cierre,
un broche de oro
pero no, no hay telón
hay 
una persiana que cae rauda
no esperes el remate 
que esto no es un chiste.



Karaoke

me gustaría dedicarte
una última barbaridad
una más
hoy me desperté pensando en tus tetas
anoche me costó quedarme dormida
en el barrio había gatos de garche
dibujé un cartel que dice: regalo gatitos
me dio gracia y pienso llevarlo a la veterinaria
el número de teléfono de contacto es el tuyo
además pienso llamarte 
“hola, llamo por el anuncio de los gatitos, cómo andan tus tetas?”
a esta hora la veterinaria abrió sus puertas
voy a llevar el cartel
en una de esas algo me distraiga en el camino
y me olvido del plan y sus posibilidades
quién te dice?
pongamos todo en duda
llenémonos de grietas
a veces siento que hay dos mundos posibles
en uno estoy haciendo lo que hago
en el otro estoy haciendo lo que estaría haciendo con vos
también hay un libro de cuentos 
de una chica que enseña a nadar a unos viejos 
en una ciudad donde no hay mar ni piletas, 
nadan en seco 
y la chica cuenta toda esta parte de la historia 
para armar la ilusión de que existe una excusa
a veces pienso 
que el amor es como la pelotita del karaoke 
que va saltando de palabra en palabra
cada palabra 
es una persona 
y cuando la canción avanza 
la pelotita cambia de lugar
así estamos
a la veterinaria del barrio le va mal, 
no creo que la jodita del cartel 
te ocasione demasiados disgustos, 
yo a vos te voy a querer siempre”.






vamos a hacer esto, 
cada vez que te pases 
voy a hacer una raya en la pared 
y cuando la pared esté hecha fruta 
y haya que dilapidar ahorros, 
pedir préstamos, 
acceder a garches desopilantes, 
en una de esas 
te das cuenta 
de que te zarpás en demasía 
y decidamos de una buena vez por todas 
liberar al oso polar que encerramos hace tiempo 
pobré animal! 
soportar estas temperaturas de fin del mundo, 
el cautiverio, 
la alimentación inadecuada y escasa, 
pobre animal! 
soportarnos a nosotras 
vos tan vos 
yo haciendo lo propio, 
pobre animal! 
dejó de intentar matarnos, 
ya ni piensa en huir, 
pobre animal! 
dejémoslo ir como si fuese uno de esos momentos terribles 
pobre animal! 
como si fuese una de esas cosas que supieron ser maravilla pero ya no 
ni 
frío 
frío 
frío 
tibio 
tibio 
caliente 
ahí mismo 
siempre en el mismo lugar 
pobre animal! 
soltémoslo 
y en una de esas 
alguien 
pueda 
salvarse.




Excusas tontas para que vuelvas

1
ni nylon ni un carajo
traete las manzanas en la mano
te digo más o menos de qué va
en la mesa hay pedazos de lo que iba a ser un libro
se terminó el día
no digo se terminó el día
como diciendo 
“no laburo hasta mañana”
estoy siendo absolutamente literal
la pianista nueva 
antes
no
antes sólo 
la pianista vieja
ahora 

te digo más
en este momento
un poco más la nueva que la vieja
la cosa es así
en la mesa
además
hay un cassette de esos de folk 
no digo cassette
como diciendo
“está el cassette adentro de la cáscara del cassette”
no estoy siendo literal
arriba de la mesa está la cáscara
la pianista nueva tira una palabra en español
sigo,
en la mesa
además
hay una receta
digo receta 
como diciendo
“mañana me tengo que ir a sacar sangre”
creo que eso no es una receta
sino más bien una orden
la pianista nueva tira una palabra en latín
y bueno
en la mesa
además
hay una bolsa vacía
digo bolsa vacía
como diciendo
“por eso te dije que llevaras las manzanas en la mano”
como diciendo
“en una de esas te asustaban los tres kilos sueltos”
como diciendo
“tenía ganas de que llevar mi excusa al ridículo te diera ganas de traerte de vuelta”
como diciendo
“tenés razón, las dos tuvimos suficiente de las dos pianistas” 
digo pianistas
como diciendo
“no se trata de pianistas”
como diciendo
“no me atrevo a quitar a las pianistas de la frase”
como diciendo
“a mí también me parecen hermosas las extrañas” 
como diciendo
“a mi tampoco me gustan las manzanas”.

2
te dije
“como quieras”
como quien dice
“sabés que no”
como quien dice
“no me preguntes”
como quien dice
“yo tampoco”
no es que no quiera ir
es como siempre te dije
nadie como vos
sabe elegir las arvejas, 
a vos no te cagan,
cosas a tener en cuenta a la hora de comprar conservas:
la lata
(no tiene que estar abollada) 
la marca
(tiene que tener trayectoria, en esto sos un poco conservadora, pedido de silencio, película relativamente nueva)
el precio
(tiene que ser bajo pero tampoco una bicoca “lo barato sale caro” risas te sirvo otra copa de vino) 
quedó claro que aprendí todas esas cosas
(ahora a ese tipo de cosas se les dice “tips”)
por último y no menos importante
la fecha de vencimiento 
no hace falta que te diga que buscando, lo que sea, soy inútil
(no voy a llegar tarde, la próxima vez no revolees la ropa tan lejos de la cama, tiene
que ser ese corpiño?)
incluso lo inútil 
(acá está, no es muy grande el paquete como para no encontrar unos numeritos)
no hace falta que te diga que recordando, lo que sea, soy inútil
(no me digas que el tuyo es fácil porque está el pinito están las luces están los cohetes está el pionono están las doce no me digas que no usas agenda no me digas que a mí tampoco me importan esas cosas no me digas feliz cumpleaños ahora)  
incluso lo inútil,
(te fijaste la fecha? con un te quiero no arreglamos nada, otra lata a la basura)  
no hace falta que te diga que detesto las arvejas
(no es la lata lo que molesta, ya probamos con todas, las nacionales las importadas y las sueltas)
no hace falta que te diga que sin tus arvejas la alacena no es la misma.

3
y si mañana domingo 
cuando llega la noche
y sigue lloviendo
sigo así de triste
y agarro la lista de las cosas que me ponen todavía más triste 
y elijo volver ver una de las películas de la sublista 
y me doy cuenta de que me borraste de tus recuerdos
y voy a una oficina y pido que hagan lo mismo conmigo
y mientras te me están borrando
me doy cuenta de que en realidad no quiero
y ya es tarde
y aparecemos otra vez en otros lados
en veces que antes ya 
en lados que antes ya
y se terminó la película
y pongo el tema de beck
y no tiene caso
no hay final feliz posible
y se terminó el tema de beck
y se terminó el día.



Luciana Caamaño nació en 1984 en Mar de Plata, Argentina. Publicó Cocorita (Dársena 3, Mar del Plata 006), Tres (Dársena 3, Mar del Plata 2008), Querida: ahora te llamás muchacho y Susie q (ediciones de autor, 2009), Desatinada: soberana del mambo (Ñasaindy cartonera, Formosa 2010), No le digas que murió Chabrol! (Spyral Jetty, Buenos Aires, 2011), Los grados del escándalo (Sacate el saquito, Mar del Plata 2013) Plan bestia (Neutrinos, Paraná, 2015), Acá no (ediciones Liliputienses, Cáceres, España, 2016), con ilustraciones de Agustina Nat publicó tres números del fanzine Tilinga on the rocks. Sus poemas forman parte de las antologías Peligro inflamable, antología de poesía contemporánea (Folía, Buenos Aires, 2011), 2017 nueva poesía contemporánea tomo 2(Milena Caserola, Buenos Aires, 2013), 30:30, poesía argentina del siglo XXI (Editorial Municipal de Rosario, Rosario, 2013). Algunos de sus poemas fueron traducidos al inglés y publicados en Palabras errantes, latin american literature in translation. En es una de las organizadoras del Festival de Poesía de acá, que se realiza anualmente en la ciudad de Mar del Plata. Dirige el sello editorial Sacate el saquito.