Mamita
a
Hattie
mamá
peinándose
con los dedos a la orilla del río
me
gustaba ver su reflejo en el agua
nos
despertábamos antes de la salida del sol
cuando
una fina capa de polvo cubría la aldea
raíces
y frutos comíamos
en
cuencos de barro
mamá
caminando
y
el deseo de los hombres siguiéndola
como
el león sigue a la gacela herida
yo
imitaba su sensual anadeo
pero
todo lo que conseguía
era
la burla de los otros
mamá
hablándole
a las plantas
conversando
con las hormigas
tenía
siempre la palabra justa
que
lo verde precisaba
algo
de mamá tengo yo
en
esta vida de esclava
cuando
toco los hilos que atan sus sueños
mis
palabras rodean a las damas sureñas
las
arrullo con canciones
las
humedezco con mi gran boca roja
y
en mis manos florecen
como
nunca lo hicieron
como
nunca lo volverán a hacer
El
soldado más valiente es siempre el soldado desconocido
Es
extraño pensar
que
cada uno de los que vuelven
del
frente de batalla
sea
una de las formas
que
tiene tu regreso.
Cada
uno ofrendándome,
en
este caluroso verano interminable,
algo
de ti.
Está
el que trae una moneda,
moneda
que guarda
dentro
de una biblia sin tapas.
Otro
que viene con tus pequeñas manos
(manos
que nunca me gustaron
pero
que no dejan de acariciarme).
Incluso
hay uno
que
me entrega tu voz
envuelta
en una vieja carta
que
habla del hogar perdido.
Cada
uno de estos derrotados
me
dice que esperarte
no
es en vano.
Y
así continúo
de
pie en la puerta
mirando
el
camino rojo polvoriento
por
el que sólo baja
un
río de hombres
barbudos
y andrajosos.
de “La Extraña Dama”, Alto Pogo, 2015
lover
boy
a Pablo
cada
vez que nos cruzamos por ahí
estás
enamorado de otro
como
la noche en que cogimos
por
primera vez y me dijiste:
"para
mí sos Leonardo, ese es tu nombre
porque
el primer pibe que amé
se
llamaba así: Leo
yo
tendría seis años el tendría
dieciocho
era
mi vecino y no había momento
más feliz
como
el momento
en
que pasaban a buscarme con su novia
y
él me decía ´¿subís campeón?´
y
me llevaban a dar una vuelta en coche
y
yo sentado en la parte de atrás
sentía
que los amaba a los dos
pero
más a él"
Tinder
¿Ves
cómo tratan aquellos muchachos
a
sus celulares?
¿Ves
las sonrisas cómplices
las
miradas tiernas que les dedican?
¿Y
cómo suavemente deslizan
sus
dedos por las pantallas?
bueno
lo
único que pido hoy
es
que esos muchachos
me
deseen así
me
dediquen las mismas dulces sonrisas
y
sobre la pantalla
táctil
de mi piel
encuentren
la perfecta
aplicación
para el amor
de “Bendito yo soy”, Paisanita, 2016
Pyahu
a
Alfredo
el
acento guaraní surge en tu voz
por
momentos
surge
por ejemplo
cuando
los ríos ceden
y
te enojás
y
tu alma asoma
dulce
plañidera con el llanto
de
un guyra campana
que
no huye
porque
está enselvado
y
sus alas se enredan
con
la exuberancia del verde voraz
surge
por ejemplo
cuando
sos mi maestro,
y
aprendiz en la cama te pregunto
¿cómo
se dice mano en guaraní? “po”
¿cómo
se dice dedo en guaraní? “cua”
y
mi risa resuena en la habitación
con
acordes de arpa
porque
el mundo vuelve a ser virgen
después
de cuarenta años
de “Las profecías perderán su razón de ser”, Subpoesía, 2016
Javier Roldán: nació en el
Oeste del Gran Buenos Aires, en Merlo Gómez. Trabaja como docente en colegios
secundarios del conurbano. Tiene como maestro a Osvaldo Bossi. Lee, mira
películas y series y escucha radio AM todas las mañanas como lo hacía su abuela
Chicha. Está de novio con un indio guaraní que omonda akue hi py´a.
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