tenía buena letra y una cara lisa de piedra
medía
diariamente sus ventanas
diciendo
no son manchas las del plumaje son las plumas
negras
y enteras blancas como las ropas que adoptaron
el
difuso color a lluvia
de
los dedos pulgares cal y polvo
de
sed el agua pronto ahoga las mejillas
coloradas
a la manera de
o
de la apuesta perdida a los quince
la besaría sin tocar sus labios
cuesta
no hacer trampa al principio
y
hay un punto de fuga entre el rictus
de
esta cara rugosa que mira el techo y la esquina
del
mismo techo donde espléndida
la
telaraña marca territorio
quién quién es la presencia en esta pieza
por
qué pide permiso para entrar
a
otra que no soy
y
protege al que soy sin escucharla
se
multiplican las miradas al ahogado
en
una playa poblada de parientes
tres meses sin la regla como los tres semáforos en
rojo tres
de marzo recibe su casa
se
la presta una semana a la familia de seis personas
que se la quita
sin
pagar la reja de multitienda
saca las cuatrocientas lucas
restantes del banco
un seguro de vida
pone de beneficiaria a la hermana
le arregla el departamento
y compra ropa
elegante para una boda en santiago
por sus ojos claros lograría lo que se
propusiera decían
en la carretera frente a
chimbarongo
su hermana no recibe nada
porque le hallan alcohol
le tenía pánico a la muerte
por el camión fue instantánea
las tuercas y perillas disgregadas
se
frotan sin idea alguna
de
la tele el reloj y radio
desarmados
de niño e imposibles de volver a
las
termitas que vuelan solo para aparearse
luego
cuelgan las alas a esta lámpara de papel
con
el temblor cayeron de a pocas luminosas
alas
en espiral
en
el café flota una taza
trató
de verla como la veían
la
piel un filtro de café cuando el café es el mundo
y
de lavar los pantalones solo
agua
y luego con agua repetirlo
hasta
borrar las manchas perdiendo
la
cruz del sur en los bolsillos o
un
manojo las llaves de un cerrojo
abrían
un portón
un
día le gustará todo y un día se le quitará
De ruidos para construcción y orquesta (Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2016)
Enrique
Winter (1982) ha
publicado en ocho países los poemarios Atar
las naves, Rascacielos (traducido
como Skyscrapers), Guía de despacho y Lengua de señas (como Sign
Tongue), y el disco Agua en polvo,
reunidos en Primer movimiento y De ruidos para construcción y orquesta y
seleccionados en Código civil, además
de la novela Las bolsas de basura. Traductor
de antologías de Charles Bernstein y Philip Larkin, ha recibido los premios
Víctor Jara, Nacional de Poesía y Cuento Joven, Nacional Pablo de Rokha y
Goodmorning Menagerie Chapbook-in-Translation, entre otros. Fue editor de
Ediciones del Temple y abogado, es magíster en Escritura Creativa por NYU y
coordina el diplomado homónimo de la PUCV.
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