no en el sentido
que no sienta placer
al ser acariciada
por un hombre
no me gustan los hombres
como minoría privilegiada
por lo mismo
que no me gusta dios.
un breve trayecto en avión
a mi lado tarec y su mamá
le oigo decir
¿cómo muere la gente?
enseguida me distraigo
pero él insiste
con el tiempo tal vez
consiga olvidar el tema
se acostumbre
a mirarla de reojo
o ni siquiera eso
la empujará hacia adelante
mirándole la nuca
pero ahora retoma
¿la gente muere una sobre otra?
no, le dice su madre
así los guardan
¿y para qué los guardan?
arreglo las plantas
levanto una maceta para verla de cerca
un bichito gris escapa del sol
lo toco, se hace bolita
entonces pienso en vos
flores pequeñas con pistilo blanco
forman un anillo sobre la esfera del cactus
acomodo un pétalo fucsia y me pincho
es una ínfima espina, casi transparente.
me pedís perdón
pero no puedo
no me sale
como tampoco
guiñar el ojo derecho
el perdón no es un estornudo
ni una sonrisa
ni es el café en la cafetera
que espera una taza vacía
perdonar no es un palíndromo
no iguala a la equis en una ecuación
ni son las migas que le tiras a las palomas
ni el telón del final
no sé de que se trata
y no tenés idea cuánto me gustaría
por un momento
pensé en intentarlo
duró hasta que dijiste
es que no me di cuenta.
no creo en el destino
tenés la suerte o la desgracia
las veintisiete letras del alfabeto
y algún que otro cachivache más.
-¿vos decís
como quien mira un vaso
y ve la mitad vacía?
-no, digo
como quien mira una tortuga marina
y piensa en el arpón
o mejor
como quien ve un bambi
y piensa en la bala
estallándole el cráneo.
pero no puedo
no me sale
como tampoco
guiñar el ojo derecho
el perdón no es un estornudo
ni una sonrisa
ni es el café en la cafetera
que espera una taza vacía
perdonar no es un palíndromo
no iguala a la equis en una ecuación
ni son las migas que le tiras a las palomas
ni el telón del final
no sé de que se trata
y no tenés idea cuánto me gustaría
por un momento
pensé en intentarlo
duró hasta que dijiste
es que no me di cuenta.
no creo en el destino
tenés la suerte o la desgracia
las veintisiete letras del alfabeto
y algún que otro cachivache más.
-¿vos decís
como quien mira un vaso
y ve la mitad vacía?
-no, digo
como quien mira una tortuga marina
y piensa en el arpón
o mejor
como quien ve un bambi
y piensa en la bala
estallándole el cráneo.
Clara Arias nació en la ciudad de Buenos Aires en mayo del
'66. Cursó escritura narrativa en Casa de Letras e asistió a varios talleres de
escritura, entre otros al de Ariel Bermani, José María Brindisi, Margarita
Roncarolo, Mauro Lo Coco y Santiago Castellano. Su primer libro, titulado Casi transparente, fue publicado en noviembre de 2015 por Modesto
Rimba, es una selección de treinta y nueve poemas, que fueron escritos entre
los años 2011 y 2015.
Me gustó muchísimo!
ResponderBorrargracias ale!!! :)
BorrarBello
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