miércoles, 5 de septiembre de 2018

Diego Rosake







I

El conejo de pascua
escuchó a Juanito
y sintió los campanzos
uno tras uno
repicar en sus neuronas
martillando la idea
hasta hacerla granito

el conejo de pascua
escuchó a Juanito el cantor
y dijo basta
no más huevos de regalo
barato
y pensando en su bicicleta
buscó las herramientas del garaje

arriba:
la luna esperando

  



 II

En un asado
el conejo de pascua
se despidió de su familia

                 estás seguro
                 dijo papá noel
                 seguro
                 respondió
                 seguro seguro
                 preguntaron los duendes
                 el conejo movió la cabeza

el almuerzo continuó
en un clima de luto
por la partida incierta de un amigo
hasta que el conejo
bien mamado
gritó al aire
viva Perón carajo
y masticando con soltura una morcilla
agregó
basta de huevo y chocolate
para mí





IV

La partida
fue de madrugada y en silencio

quería alcanzar a la luna distraída

  


VI

A unos metros del ozono
se encontró con el espectro de Kant
y se rió

sabés Emanuel
ya no se acuerdan
             de tu imperativo
y según algunos
la diferencia entre la geometría física
                                    y matemática
tiró por tierra
tu obra magna

de yapa
nos volaste la metafísica

y el mundo así
se fue al carajo



Las lágrimas de los fantasmas
son similares a las nuestras
pero no suelen mojarnos




VII

Mirando su reflejo
en la estela del cometa
                          Halley
el conejo descifró:
el conejo de pascua
                     soy yo




X

En viaje hacia el destino
el conejo de pascua
se encontró con el conejo
que arrastró a Alicia
a su país de maravilla
sabés- dijo el segundo para romper el hielo-
mi amigo Carroll me enseñó teoría de conjuntos
y aunque Lewis quisiera ocultarlo
la verdad es que soy coneja

dijo el primero: quisiera ser ahora
la intersección de tus diagramas

dijo el segundo: entonces cojamos

dijo el primero: pero más de una vez

El conejo de pascua
inundó la vía láctea de descendencia
que desde entonces
honraría su memoria




XII

¿Vos sabés lo agotador
                                         que es pensar todo el día?
preguntó la dama 
que meditaba en el satélite

el conejo hizo sonar su bocina

¿acaso no entendés
de la alienación religiosa filosófica o política?

el conejo de pascua pedaleó hacia atrás

¿o no ves que mis manos empalidecen
en grietas que las pintan de olvido?
¿tan grande es la enajenación?

no sé
respondió conejo
pero traje sanguches de mortadela y queso azul
si querés vamos a medias

y dale
dijo ella

además tengo veinte pe
andá
y comprate algo de vino


  


XIII

Ya en la superficie
la luna
no le pareció más de queso
sino de talco
o algún polvo similar
que prontamente
invadió sus pulmones

prendió un cigarrillo
y convidó
al cadáver de Zaratustra
que sacó dos cervezas
de abajo de su túnica
y poniendo cara de Humphrey Bogart
murmuró
this is the beginning
of a beautiful friendship




Diego Rosake, Bahía Blanca, 1979. Docente, editor y librero. Publicó varios libros de poesía de los cuales solo reconoce Luna en bicicleta (2015). Participó en las antologías Más vale cinco volando (Ediciones de la calle), Rizoma (Rizoma editora) y Tropa voluntaria (Vox/lux) Lleva adelante, desde hace 10 años, la editoral autogestionada HD ediciones.


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