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ya no vivo acá
voy soltando el
ritmo, las distancias
que tallan la
forma de una nueva casa
ya no vivo acá
y sin embargo
vuelvo en cada
órbita
a llevarme a
mis fantasmas
convencerlos
del peligro
de ir dispersos
entre perros y escaleras
que no sienten,
será eso
la vida en mil
fragmentos
decir quién soy
desde cero
cuando piso un
barrio nuevo
sonreírle a
todo el mundo, ya no
vivo acá y un
caracol emerge
desde el agua,
las macetas, con sus voces
soy mi propia
casa
la que siempre
está pendiente
la que nunca
está vacía
13 / según la vecina de adelante
antes de que
nosotros llegáramos
un hombre obeso
ocupaba la casa
ahora podemos
entender tantas marcas en las paredes
agujeros de
tornillos y clavos, los desniveles
del suelo el
sentido exacto donde cae
la luz en
mediodías de lluvia
antes que
nosotros un pobre tipo inmenso
que necesitaba
de estructuras para estar de pie
fue sacado
muerto por la ventana del cuarto
la puerta
cerrada, como después de una cesárea
la casa podría
ser una madre que todavía cree
tiene su bebé
adentro
17 / vivo enfrente de una plaza
igual que en
todos los barrios donde anduve
los perros
bailan con la murga, se buscan
la cola como
trompos
y mientras
algunos toman mate o se besan, me siento
con la guitarra
y mis papeles en el pasto
como si tocara
en vivo doy
lo mejor que
tengo
mi indiferencia
a ese caos que
nunca rebota en las paredes de adentro
pero unos nenes
o adolescentes
fantasmas hermosos
florecen de la
nada, me rodean perplejos soy el nuevo
amigo un
extraterrestre, toco para ellos
mis notas son
simples, dicen lo que puedo
la mayor, re
mayor, la mayor
pasaron muchos
años desde las primeras
y es una de las
cosas que no
hago bien pero
me esfuerzo y a mi público
no le importa,
escucha
escucha
aplaude
y aunque ya es
otra época, estos pibes crecen
en un universo
imaginario
donde la murga
sobrevive y los vecinos ahí andan
cuerpeando
bolsas rayadas alrededor de las hamacas
una fiesta
donde cada
tanto nos cruzamos y me saludan
existimos
cuando estamos
juntos
será por eso
que quiero
parecer erguido y fuerte
cuando ando
cerca y ellos me nombran
“ese era
damián” dicen y el rumor corre
como un mito
pronto llegará
el día
me voy a ir con
la guitarra colgada al horizonte
yo también
quiero ser un héroe para alguien
25 / el árbol que plantó mi padre empuja la
noche
es un tótem
desnudo frente a la ventana
y yo, que
abandoné la casa hace tiempo
apenas puedo
aferrarme a su corteza
con el
pensamiento
dejo que su
cuerpo frío
encalle sobre
el corazón sin mover las aguas
la oscuridad se
despliega
como un fruto
cae en la
anarquía de las estaciones
el tilo que una
vez plantó mi padre ahora
hace palanca en
los cimientos de la casa
igual a la uña
sobre una herida ya ha comenzado
por las
baldosas negras junto a la puerta, un abismo
de raíces y
cemento para que las rodillas se partan
no recuerdo
cómo fue el
comienzo para él
que alguna vez
levantó edificios y dirigió un ejército
de tubérculos
invisibles. habrá clavado sus manos
bien hondo en
la tierra, un útero
del tamaño de
su cuerpo fuerte envejecido
cuál es el
precio de abrir el suelo, grabar una vida
que no nos
pertenece o simplemente
¿la subida
continúa tranquila como un viento de diciembre?
mi padre plantó
un árbol flaco, quinto hijo
para los
pájaros y la música que petrifica la mañana
por eso escucho
su mensaje a la distancia
un cuerpo dócil
hace de la casa
un barco a la espera del viento
el deseo que me
llevó a vivir cerca del bosque
como un hombre
silencioso
que planta un
tilo en la puerta de su vida
antes de
despedirse
en Propiedad
Horizontal (añosluz editora, 2016)
ni siquiera
la soledad
invencible que cuelga de las cabezas
ni la lentitud de estas manos en su pelea por soltarse
ni la lentitud de estas manos en su pelea por soltarse
ni siquiera la
ternura de un animal
infinito envuelto en brazos
cruzando la muchedumbre
o el canto ancestral que regresa
como tierra incendiada
infinito envuelto en brazos
cruzando la muchedumbre
o el canto ancestral que regresa
como tierra incendiada
me hará olvidar
de esos dos chicos bajo la lluvia
la simetría de los movimientos
sus caras pintadas, sus narices
redondas girando para los autos de plata
el cuerpo transparente
agua que arrastra hojas y basura
demasiado rauda para ser blanca
demasiado blanca para ser sangre
la simetría de los movimientos
sus caras pintadas, sus narices
redondas girando para los autos de plata
el cuerpo transparente
agua que arrastra hojas y basura
demasiado rauda para ser blanca
demasiado blanca para ser sangre
***
igual a una
panza sin remera
el cielo tirado en el baldío
también hay vidrios sueltos, latitas
apoyadas contra un rectángulo
de tiza en la pared, un arco de fútbol
brillante como ese puro perro a rayas
que ahora hierve en lo oscuro
sus ojos de fruta dulce
haciendo burbujas
junto al brote de la niebla. lo suficiente
mente cerca de la avenida
donde el carro del botellero recolecta
el cielo tirado en el baldío
también hay vidrios sueltos, latitas
apoyadas contra un rectángulo
de tiza en la pared, un arco de fútbol
brillante como ese puro perro a rayas
que ahora hierve en lo oscuro
sus ojos de fruta dulce
haciendo burbujas
junto al brote de la niebla. lo suficiente
mente cerca de la avenida
donde el carro del botellero recolecta
lo que te hicieron creer
que ya no sirve
y por debajo de la lengua
se amontona
***
ahora
que una tropa de hormigas sube por nuestras barbas
rebeldes
para devorarnos / su venganza por incinerarlas con el sol
ahora que la distancia entre esta casa y la ciudad hambrienta
depende del miedo a quedarnos solos
por las noches / cuando el silencio deja de ser un concepto,
ahora que la distancia entre esta casa y la ciudad hambrienta
depende del miedo a quedarnos solos
por las noches / cuando el silencio deja de ser un concepto,
el
viento más negro infla las cortinas
y la heladera imita una tierra
y la heladera imita una tierra
arrasada
en un futuro que no alcanza
a llenarse con el agujero triste de nuestra voz
a llenarse con el agujero triste de nuestra voz
ahora
que ya no tenemos que invocar la represión
en el pasado porque / nuestras manos ayudaron a edificarla
en el pasado porque / nuestras manos ayudaron a edificarla
alta,
densa como un monumento
a la soledad original / necesitamos volver a dios
a un concepto de poder cercano / a lo intangible
de la luz, a una frontera frente al terror que se reagrupa
a la soledad original / necesitamos volver a dios
a un concepto de poder cercano / a lo intangible
de la luz, a una frontera frente al terror que se reagrupa
sobre
la torre, los arqueros apuntan al rincón más oscuro
un dios que ya no tenga que ver con la muerte / su reino
una llanura tersa repleta de piedras
porque donde hay piedras hay agua
un terreno infinito donde pensar / nuevas palabras que nos dejen
escapar de la niebla que se estira
como un cuerpo tendido en la imaginación
un dios que ya no tenga que ver con la muerte / su reino
una llanura tersa repleta de piedras
porque donde hay piedras hay agua
un terreno infinito donde pensar / nuevas palabras que nos dejen
escapar de la niebla que se estira
como un cuerpo tendido en la imaginación
como
un telón abierto
como
un callejón en llamas
inéditos
Damián
Lamanna Guiñazú (1985) se crió en Ramos Mejía y vive en Caseros (provincia de
Buenos Aires). Publicó Propiedad Horizontal (añosluz editora,
2016), Después de la superficie (Editorial Simulcoop, 2013)
y Dormir en la espalda de la lengua (Edición muy artesanal,
2011). Le gusta trabajar lejos de casa. Por el momento lo hace en el Centro
Cultural de la Memoria Haroldo Conti (ex ESMA).
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