trozos
le oí decir sólo a trozos me fui
porque no porque creía que él y si todos
pensé que me iba a quemar le di
algunas vueltas tuve
miedo dijo sí él lo había dicho
bueno escuché cosas
de este tipo excusas o yo diría
lamentos
quejas imperceptibles quejas
como un fino polvillo de raíces
trituradas algún árbol muy joven con
la madera
podrida
restos de polen
ante todo le
espanta lo que las palabras
pueden hacer
intenta esquivar las que más pesan las
que
están llenas de voces las que
se enraízan guarda sólo las
vacías
el aire lo que apenas pasaba rozando
y se iba
los restos de polen adheridos
a la ropa
también el contexto lo que hay
alrededor de ese vacío lo que parecía
inerte
pero se movía sin cesar hervía
y hacerlo más o menos
como un niño que
canta
sin oírse
sin terminar sus frases
aire
qué significa si el discurso de
alguien
se quiebra constantemente
los otros miraban raro porque de
repente se
hacía una zona
de aire se a
-bría
un vacío en
medio de la frase siempre una o
dos palabras se
perdían o
eran aleatoriamente sustituidas por
otras
muy lejanas
desesperadamente alegres
peces rojos
sé que no volveré a escribir, estoy
cansada
del lenguaje y de sus peces rojos
las frases se deshilachan entre mis
dedos
demasiado tiempo, sí, demasiado
masticando algas cargadas de
electricidad
vivo con el miedo a que este débil
hilo de agua
que me riega
se seque
pasillos
dormir eso era lo que hacía cuando ya
no era posible
más
demasiada información
perdiéndose, se quedaba ahí en
medio temblando con la pregunta
sin
atreverse
de golpe la necesidad de rechazar todo
eso, de buscar
una manera diferente de
estar
preferiría romper puesto que
nada
en verdad permanecía
estable,
millones de haces invisibles vibrando
alrededor de su cabeza afilando la velocidad
el ruido se adensa hasta saturarse
dentro de los oídos como una
masa blanca y luego negra
más y más horas durmiendo
atendiendo sólo al ritmo de la
circulación
por los pasillos azules
residuos
caminaba anotando todos esos lugares
cerrados, las repeticiones de números
los códigos perdidos
asumió el pesado deber de decir nada
sabía que se adentraba en una vía
muerta pero cada vez aceleraba más el paso
pronto empezó a hablar lenguas
incomprensibles
pero a nadie le fue dado el don de
responder
residuos eso era lo único que
teníamos
palabras deshechas flotando en una
inestable red de
pausas y silencios
sin principio ni fin sin destinatario
ni función
algo como una ciudad después de un
bombardeo
Su Xiaoxiao
(Madrid, 1989). Estudió filología y teoría de la literatura en la
Universidad Complutense de Madrid. Desde hace cinco años vive en
París, donde ha cursado estudios de máster en literatura y edición
en paralelo con su trabajo como profesora y su dedicación a la
escritura y a la traducción de poesía francesa contemporánea. Sus
poemas han aparecido en diferentes publicaciones digitales (Revista
Kokoro, La Tribu, Jámspter, Transtierros, Electrodependiente, entre otras). En
2015 publicó su primer libro, La casa de la ciénaga (Ártese quien
pueda), y recientemente ha participado en la antología de poesía
futura Voz Vértebra (Kokoro Libros, 2017).
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