De desconfianza crónica
réquiem
me preguntaste si me dolía
entregar nuestra mascota y
recibir
a los quince minutos más o menos
una bolsa negra con la forma de
una perra muerta
honestamente
no sé distinguir la incomodidad
de la tristeza
aunque no es fácil intuir que
atrás de una puerta
hay algo familiar que se extingue
yo no me atrevo a mirar
por eso mi memoria
es una bolsa negra con la forma
de cosas muertas
no sé si me duele
no he podido pensarlo todavía
algunas
tardes
algunas tardes son barro
chorreando las ventanas
y por mucho que se la frote
la superficie del cansancio ya no
puede ser la misma
el sol se raspa contra las
montañas
la luz violeta se unta sobre mi
ropa
y yo pienso en mi muerte
como en la boleta de la luz
o el pronóstico extendido para el
fin de semana
no sería más que un ejercicio de
anticipación
breve e indeleble
sin demasiadas consecuencias
tristeza sobre tristeza
soledad sobre soledad
un recuerdo inexacto como
cualquier otro
pienso en mi muerte como una
posibilidad narrativa
y tal vez por eso es tan fugaz la
intención:
no tengo cómo saber si seré
protagonista de mi propia
eternidad
de todas maneras no creo que haga
nada
tengo que asistir a una reunión
de padres
comprar algunas cosas para el
almuerzo
indignarme sin necesidad
ejercer el amor por mi familia
la voracidad por el mundo
y morirme no me va a librar de
todo eso
mudanza
nos arrogamos el derecho de
trasplantar la alegría
hacer de lo cotidiano un caos
endeble
de etiquetas indecisas
quisimos la aventura de sembrar
el hambre y el insomnio
a cambio de una sonrisa de
pulsiones lentas
y una alegría edificada con
pequeños avances
ahora habitamos este territorio
incompleto
aferrados al olor a sol en la
ropa
la tierra en los rincones y en
los pies
los gritos viejos amontonados
entre las cajas
los nidos de mosquitos atrás de
la incomodidad
estamos en casa
hemos inaugurado una modesta
utopía
De basado en hechos reales (inédito)
momento de relajación
casi todas las noches
una murga que hay en mi barrio
se reúne a aturdir al verano
y la pileta de lona que tengo en
el patio
me inmuniza del fastidio
que también ellos intentan
disipar con su metralla
mi percepción subacuática recibe
esa música
esa persistencia
y la vuelve bombardeo
deseo pretencioso e ingenuo
de vivir bajo el fuego
morir por el fuego
¿qué fácil, no?
mi cuerpo golpea
intermitentemente
la contención de su propio placer
manos contra la lona
misiles democráticos incendian el
cielo
pies contra la lona
niños estériles aprenden a
explorarse en los escombros
nariz bajo el agua
¿qué podría saber yo del horror?
sensitive
guy
te vi llorar a tus muertos
como si te hubieran prometido
otra cosa
te acolchoné el desmayo cuando te
avisaron
que habían hecho todo lo posible
amenacé a los de la cochería
esa vez que nos querían negar el
cajón
y a vos el estupor te acalambró
las palabras
vi los cuerpos de tus familiares
en ascenso diagonal o descenso
tambaleado
de cada partida a la que me tocó
asistir
tengo la memoria de tus ojos
salando tu egoísmo
mientras yo me aprovechaba de mi
tamaño
y te abrazaba confiado
de que la presión y la ternura a
veces se parecen
en todas las muecas puede
irrumpir la tristeza
¿para qué voy a fingir que me
importa?
si no tengo otra cosa para
ofrecer
apenas un desconcierto racional
un suspiro de hastío
salas de espera empapeladas
con un vacío barato y mal pegado
elogio de la
carpintería
cada vez que recibo visitas
se sorprenden por la rapidez y la prolijidad
con la que construí los muebles de mi casa
¿cómo hiciste para aprender?
¿te ahorrás un montón, no?
¿te ahorrás un montón, no?
¿y no pensaste en dedicarte a esto?
yo los miro casi avergonzado asiento sonrío
no quiero decepcionarlos
la verdad es que lo hago porque me aterran
ciertos aspectos de mi existencia
no la anemia inherente a todas las cosas
el
pan los diarios la fe
remeras
gastadas de cuando éramos puro deseo
la fragilidad de ciertos encastres
destinados a soportar un peso considerable
los defectos propios de la intervención humana
descubrir años después
que nos hemos esforzado inútilmente
que para aquella tarea existía
una herramienta más apropiada
Damián C. López nació en
Rosario en 1983 y desde 2003 reside en San Juan, donde se recibió de Licenciado
en Letras. Actualmente trabaja como corrector y diagramador en la Editorial de
la UNSJ y revistas culturales y científicas de San Juan, y como docente en la
cátedra Lectura y Escritura 2 de la Licenciatura en Comunicación Social.
Además, coordina el taller literario de la Escuela Municipal de Arte de la
ciudad de San Juan. Desde 2007 sostiene el proyecto editorial elandamio
ediciones y, desde 2016, la revista digital Champa.
Publicó los
libros de poesía la otra cara de la almohada (elandamio, 2007), la
clave está en saber contestar (elandamio, 2015) y desconfianza crónica
(elandamio, 2017), los ensayos anotaciones incendiarias (elandamio,
2015) y ¡Cámbiale, Marge! Posmodernidad, capitalismo y literatura en The
Simpsons (Editorial UNSJ, 2015), la novela gráfica El Regreso de los
Patriotas, con dibujos de Jorge Rodríguez (Editorial UNSJ, 2016) y la
entrevista Encuentro en los Confines - Conversaciones con Liliana Bodoc
(Ediunc, 2018).
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