jueves, 29 de noviembre de 2018

Damián López

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De desconfianza crónica


réquiem

me preguntaste si me dolía
entregar nuestra mascota y recibir
a los quince minutos más o menos
una bolsa negra con la forma de una perra muerta

honestamente
no sé distinguir la incomodidad de la tristeza
aunque no es fácil intuir que atrás de una puerta
hay algo familiar que se extingue

yo no me atrevo a mirar
por eso mi memoria
es una bolsa negra con la forma de cosas muertas
no sé si me duele
no he podido pensarlo todavía




algunas tardes

algunas tardes son barro chorreando las ventanas
y por mucho que se la frote
la superficie del cansancio ya no puede ser la misma
el sol se raspa contra las montañas
la luz violeta se unta sobre mi ropa
y yo pienso en mi muerte
como en la boleta de la luz
o el pronóstico extendido para el fin de semana

no sería más que un ejercicio de anticipación
breve e indeleble
sin demasiadas consecuencias
tristeza sobre tristeza
soledad sobre soledad
un recuerdo inexacto como cualquier otro

pienso en mi muerte como una posibilidad narrativa
y tal vez por eso es tan fugaz la intención:
no tengo cómo saber si seré
protagonista de mi propia eternidad

de todas maneras no creo que haga nada
tengo que asistir a una reunión de padres
comprar algunas cosas para el almuerzo
indignarme sin necesidad
ejercer el amor por mi familia
la voracidad por el mundo
y morirme no me va a librar de todo eso




mudanza

nos arrogamos el derecho de trasplantar la alegría
hacer de lo cotidiano un caos endeble
de etiquetas indecisas
quisimos la aventura de sembrar
el hambre y el insomnio
a cambio de una sonrisa de pulsiones lentas
y una alegría edificada con pequeños avances
ahora habitamos este territorio incompleto
aferrados al olor a sol en la ropa
la tierra en los rincones y en los pies
los gritos viejos amontonados entre las cajas
los nidos de mosquitos atrás de la incomodidad

estamos en casa
hemos inaugurado una modesta utopía




De basado en hechos reales (inédito)


momento de relajación

casi todas las noches
una murga que hay en mi barrio
se reúne a aturdir al verano
y la pileta de lona que tengo en el patio
me inmuniza del fastidio
que también ellos intentan disipar con su metralla
mi percepción subacuática recibe esa música
esa persistencia
y la vuelve bombardeo
deseo pretencioso e ingenuo
de vivir bajo el fuego
morir por el fuego
¿qué fácil, no?
mi cuerpo golpea intermitentemente
la contención de su propio placer
manos contra la lona
misiles democráticos incendian el cielo
pies contra la lona
niños estériles aprenden a explorarse en los escombros
nariz bajo el agua
¿qué podría saber yo del horror?




sensitive guy

te vi llorar a tus muertos
como si te hubieran prometido otra cosa
te acolchoné el desmayo cuando te avisaron
que habían hecho todo lo posible
amenacé a los de la cochería
esa vez que nos querían negar el cajón
y a vos el estupor te acalambró las palabras
vi los cuerpos de tus familiares
en ascenso diagonal o descenso tambaleado
de cada partida a la que me tocó asistir
tengo la memoria de tus ojos
salando tu egoísmo
mientras yo me aprovechaba de mi tamaño
y te abrazaba confiado
de que la presión y la ternura a veces se parecen
en todas las muecas puede irrumpir la tristeza
¿para qué voy a fingir que me importa?
si no tengo otra cosa para ofrecer
apenas un desconcierto racional
un suspiro de hastío
salas de espera empapeladas
con un vacío barato y mal pegado




elogio de la carpintería

cada vez que recibo visitas
se sorprenden por la rapidez y la prolijidad
con la que construí los muebles de mi casa
¿cómo hiciste para aprender?
¿te ahorrás un montón, no?
¿y no pensaste en dedicarte a esto?
yo los miro casi avergonzado asiento sonrío
no quiero decepcionarlos
la verdad es que lo hago porque me aterran
ciertos aspectos de mi existencia
no la anemia inherente a todas las cosas
el pan los diarios la fe
remeras gastadas de cuando éramos puro deseo
pienso apenas en algunos detalles menores
la fragilidad de ciertos encastres
destinados a soportar un peso considerable
los defectos propios de la intervención humana
descubrir años después
que nos hemos esforzado inútilmente
que para aquella tarea existía
una herramienta más apropiada




Damián C. López nació en Rosario en 1983 y desde 2003 reside en San Juan, donde se recibió de Licenciado en Letras. Actualmente trabaja como corrector y diagramador en la Editorial de la UNSJ y revistas culturales y científicas de San Juan, y como docente en la cátedra Lectura y Escritura 2 de la Licenciatura en Comunicación Social. Además, coordina el taller literario de la Escuela Municipal de Arte de la ciudad de San Juan. Desde 2007 sostiene el proyecto editorial elandamio ediciones y, desde 2016, la revista digital Champa.
Publicó los libros de poesía la otra cara de la almohada (elandamio, 2007), la clave está en saber contestar (elandamio, 2015) y desconfianza crónica (elandamio, 2017), los ensayos anotaciones incendiarias (elandamio, 2015) y ¡Cámbiale, Marge! Posmodernidad, capitalismo y literatura en The Simpsons (Editorial UNSJ, 2015), la novela gráfica El Regreso de los Patriotas, con dibujos de Jorge Rodríguez (Editorial UNSJ, 2016) y la entrevista Encuentro en los Confines - Conversaciones con Liliana Bodoc (Ediunc, 2018).

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