martes, 10 de abril de 2018

Eric Schierloh








Las gaviotas lo saben


la rompiente
donde el agua
se enturbia
y bosqueja los planes
de la topografía futura
de la costa

las gaviotas lo saben
mejor que nadie
y un día
mientras se alimentan
o simplemente mientras miran más allá
con esos ojos de parcas
como sólo ellas saben hacerlo
levantan vuelo al unísono
todas juntas
todas
convencidas    todas   de que una vez
que vuelvan
el lugar
        todo el lugar
habrá cambiado          para siempre

la rompiente
es silenciosa en su efectividad
por debajo del estruendo
de las tumultuosas olas
espectaculares





En el amarillo del pecho del benteveo


Abro los ojos  algo aparece después
y los últimos rayos      entonces
del sol del atardecer               ahora
restallan en el amarillo
del pecho
del benteveo
adormilado, aletargado—como si el mundo
efectivamente             se hubiera estirado.
El pico negro
como la punta
de la última rama
de una rama
del fresno.
Ráfaga de excremento
desde lo alto.

lapso en la tarde [y parte
del origen de otra tentativa
sobre pájaros y árboles; ; ; ; ; ; queda anotado
—porque poesía también es un diario
—porque pájaros y árboles son inseparables
—porque poesía es sobre todo
un diario de esto: lo
que del mundo




El tero


El tero
que vuela rasante
sobre el espejo de agua de la laguna
no debe saberlo
pero hay
otro tero
volando del revés
justo debajo                suyo.




El pato solitario se zambulle


¿Y si el mundo
terminara
mientras el pato solitario
se zambulle en el agua
oscura de la laguna
para ir detrás               de un último bocado
en la tarde?

Mientras tanto
los juncos beben
arqueados con las espigas
de sus flores
metidas en el agua.




Tres viejas palomas


Tres viejas palomas
se detienen a conversar
en lo alto
de la chimenea
de una casa;
el campo de altos pastos
y dientes de león
desperdigados
se agita ante ellas.

Son tres mentes severas y poderosas
en tres cuerpos capaces de prodigios
y hazañas.

No lejos
el bosque
canta
—la traducción
es un intento        otro
de hacer hablar
lo que estaba mudo a medias.




Doce diminutas golondrinas


Doce diminutas
golondrinas
en los altos cables
del tendido eléctrico
—misma altura
de la que cayó
el viejo de enfrente
hace un mes
y se mató.

El vértigo
de la caída
interminable
de una vida—llegan
otras tres
golondrinas.





Eric Schierloh (La Plata, 1981) es autor de los libros de poemas Costamarina (Barba de Abejas, 2012), Los cueros (La Bola editora, 2014), Frío en las regiones equinocciales (Barba de Abejas, 2014), El mamut (Bajo la luna, 2015), Troglodytes (El Sueño del Panda, 2017),  Variaciones sobre cerrar los ojos (Editorial Municipal de Rosario, 2017) y Por el camino de tierra (La Bola editora, 2017), y de las novelas Formas de humo (Beatriz Viterbo, 2006), Kilgore (Bajo la luna, 2010), Donde termina el desierto (Bajo la luna, 2012), El maguey (Club Hem, 2016) y La mera tierra (Bajo la luna, 2017). Es traductor y editor de Barba de Abejas (http://barba-de-abejas.tumblr.com/). Los poemas seleccionados pertenecen a Cuaderno de ornitología (Caleta Olivia, 2018).



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