/Versión
1
Haré
buenos cestos,
camisas
frescas,
me
lavaré los ojos
con
té
de
esa planta
con
hojas de forma geométrica
de
animal
el
pez es complemento del manglar,
crean
contorno,
el
coco se lleva bien
con
la costa,
la
lluvia con las colinas
el
conjunto otorga
poder
y gracia
al
espacio y sus límites
dicen
que nuestras molas(*)
provienen
de la Crónica de Indias
pero
es la geometría del aire
el
motivo del adornamiento
pictórico
las
tetas sostenidas
por
barras de oro
no
han sido importadas de Francia
y
el algodón que criamos
es
la base de nuestras escrituras
un
mismo trazo
o
corte
une
lo separado
almas
de las mujeres menstruales
por
gala y libertad
tiñen
la carne corporal
y
los pies
con
el arte
que
los hace invisibles
a
la picadura
de
la serpiente
soy
superposición de piezas
de
distintos colores,
somos
la tela que aglutina
cortes
y formas.
Mixtura,
ríos
de oro
suaves
rostros,
flor
elegante o mariposa,
langosta
o escorpión
luna
de oro
el
vértice nasal.
(*)
molas: telas artesanales fabricadas por los indios Cuna, de Panamá.
Haré
buenos cestos, camisas frescas
/Versión
2
Haré
buenos cestos, camisas frescas,
me lavaré los ojos con té
de esa planta con hojas de forma geométrica de animal,
el pez es complemento del manglar, crean contorno,
el coco se lleva bien con la costa, la lluvia con las colinas,el conjunto otorga poder y gracia al espacio y sus límites
dicen que nuestras molas (*) provienen de la Crónica de Indias
pero es la geometría del aire el motivo del adornamiento
pictórico,
tetas altas y tiesas sostenidas por barras de oro
no han sido importadas de Francia
y el algodón que criamos es la base de nuestras escrituras.
Un mismo trazo o corte une lo separado,
almas de las mujeres menstruales por gala y libertad
tiñen la carne corporal y los pies con el arte
que los hace invisibles a la picadura de la serpiente.
Soy superposición de piezas de distintos colores,
somos la tela que aglutina cortes y formas, mixtura,
argollas de oro, suaves rostros, flor elegante o mariposa
langosta o escorpión, línea inaferrable: el vértice nasal.
me lavaré los ojos con té
de esa planta con hojas de forma geométrica de animal,
el pez es complemento del manglar, crean contorno,
el coco se lleva bien con la costa, la lluvia con las colinas,el conjunto otorga poder y gracia al espacio y sus límites
dicen que nuestras molas (*) provienen de la Crónica de Indias
pero es la geometría del aire el motivo del adornamiento
pictórico,
tetas altas y tiesas sostenidas por barras de oro
no han sido importadas de Francia
y el algodón que criamos es la base de nuestras escrituras.
Un mismo trazo o corte une lo separado,
almas de las mujeres menstruales por gala y libertad
tiñen la carne corporal y los pies con el arte
que los hace invisibles a la picadura de la serpiente.
Soy superposición de piezas de distintos colores,
somos la tela que aglutina cortes y formas, mixtura,
argollas de oro, suaves rostros, flor elegante o mariposa
langosta o escorpión, línea inaferrable: el vértice nasal.
(*)
molas: telas artesanales fabricadas por los indios Cuna, de Panamá.
Es
una bicha veloz, su inteligencia
Es
una bicha veloz, su inteligencia
es
de laucha, su habilidad
no
supera la mía pero es cínica a muerte.
La
tengo en el lavadero, encerrada.
Sube
y baja por los armarios
donde
guardo semillas. La sorprendo
en
las noches con mi linterna de luz
y
de día, con mi linterna de sombra.
Aturdida
por la persecución humana
se
detiene ante mí; implora con los ojos
el
final, una espiga de veneno.
Cercada
por mi hambre, la suya
se
devora a sí misma. Que la deje
salir
pide, al pastizal. Le doy agua
con
una cucharita de plata. No comerás,
le
digo. Sus dientes desesperadamente,
crecen.
Nada para roer. Te entreno, digo
ante
el animal desvanecido
en
su hocico pesado.
De
rodillas, en la carretera vacía, tosiendo.
De
rodillas, en la carretera vacía, tosiendo.
Tose
como a los ocho años en José León Suárez, La Quema.
Alas
en los pies. Mirá, una valija, está buena, bajala.
Tose
a sabiendas de que lleva el chico pegado a él.
Largando
los pulmones.
Nadie
puede ponerse en el lugar de quien pierde el aliento.
Tierra
baldía, cieno, frío sin contemplaciones.
Le
dije que si hablaba así, me lastimaría los oídos,
bostezaría
hasta aplacar el impacto rústico de su voz.
–Sin rescoldo
– le dije-, en la negrura de lo no dicho
va
a cocerse el pan de la discordia, no hablés.
Se irguió, buscó en el reseco morral
el
último tabaco sin dejar de toser,
declinando
como en una plegaria
el
trepidar del viento en las orejas,
su
zona delicada.
"Cómo
separarse los cuerpos
a
causa de la imposibilidad de compartir
el
umbral de un lenguaje".
Fumó,
el humo lo ayudaba a respirar sin toser,
el
chico pegado a él, olor de marismas invisibles.
"De
haber sabido pronunciar…
Una
lengua como hecha de fierro,
no
digo que ella no me gustara:
me
era insuficiente".
Tanteó
el piso de litio,
fumó
muy lentamente,
inspirando
ese bálsamo
del
tabaco en los bronquios,
“su
palabra, la de ella, hubiera sido
el
amarradero para el chico pegado a mí
pero
su palabra triscaba como arpillera granulada en los labios,
me
alejaba de la mujer a la que denominaban Rosario.
No
se desea sino lo que se presiente como un sueño
a
punto de perderse en la lengua.
Solo
se aman unos pocos sonidos perfectos en su encadenamiento insular.
Ella
–no era su culpa-, fue desmontando sin querer
los
suaves eslabones, las perlas, esas cuentas donde amar y desear”.
Imaginó
el carrito palmo a palmo,
a
ver si recobraba el aliento,
se
fue adentrando como entonces
en
la grava del basural.
Vio
al chico despegarse,
dibujar
algo con el dedo en la grava.
La
lluvia blanda remolcaba en su agua lechosa
otra
superficie translúcida, un tejado sería.
Los
dibujos del chico en el suelo sonaron
como
cuando se pisa en el musgo empapado,
¿creés
que tendré frío?,
algo
se posaba en los labios, lo hundía.
Primero
habló.
Primero
habló.
La
voz de la materia inconsútil,
tú
sabés: sin costuras. Un continuo
acerca
de lo que no
sabemos pero hablamos
porque
él primero habló. Su voz era la voz
anhelada
desde los úteros y ovas en los que se gesta la vida
que
algunos llaman ser y otros, recurso.
¿La
ignorancia de la propia fragilidad te volvió incólume?
Pronunciar
era como soñar o fundar.
¿Tomaste
ácido lisérgico o era la pura adrenalina de la nada
explorándose
por tu vía? Fue un domingo como hoy,
Vos
pronunciabas, cómo extraño esa voz. Estás ahí,
partiéndote
de risa, más flaco, desnudo, subido como el estilita
al
hervor de lo dicho. Ahora parecería que te escucho.
Toser.
La espuma de tu saliva tampoco la sabemos.
Hay
cosas que se guardan para después
como
quien esconde una golosina en el catre.
Alicia
Silva Rey nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires, en 1950. Es
docente de enseñanza primaria (maestra y bibliotecaria escolar).
Escribió:
La
mujercita del espejo
(1985); Fragmento
de correspondencias
(1996-2003); Cartas
a la iguana
(2012); la
Pared al Padre, novela
(2013); “Lazos
de amor”,
relatos (2013); “Boleros”,
2015.
Publicó:
La
solitudine
(Bs. As., CILC, 2009); (circa),
Buenos Aires, Años Luz, 2014; Partes
del campo
(2015), Ediciones de la Eterna, Col. El carterista de Bresson, San
Miguel de Tucumán- Buenos Aires; La
mujercita del espejo
(editada por primera vez en formato libro), Ediciones de la Eterna,
Col. El carterista de Bresson, San Miguel de Tucumán – Buenos
Aires, 2015; Orillos,
editado en E-Book por Barnacle Libros, Buenos Aires, 2015; Enlas vísperas del fin del verano,
Colección Poetas Argentinas, Biblioteca de las Grandes Naciones,
País Vasco, España, 2016. E-Book.
Los poemas aquí reunidos forman parte de la serie "Aun", incluida en El poder de unos límites, que será próximamente publicado por Mora Barnacle editora.
Los poemas aquí reunidos forman parte de la serie "Aun", incluida en El poder de unos límites, que será próximamente publicado por Mora Barnacle editora.
Qué buena Alicia Silva Rey.
ResponderBorrar¿La etiqueta "poesía del conurbano" se define por el lugar de nacimiento?
ResponderBorrarEl adjetivo "lisérgico" denota otra generación.
La linterna de sombra es un bonito hallazgo en ese contexto.
Para Anónimo del 20 de marzo de 2018:
ResponderBorrarNo leas a Beau
de
lai
re
nunca en tu vida. Escribe "morfina", morfinómanos". Denota otra generación.
Muy buenos poemas, Alicia Silva Rey. Mis saludos.
ResponderBorrar