Dichosos
Nos
detenemos. Aún así
la
tierra se traslada y gira sobre su mismo eje.
Nunca
para, ni siquiera a respirar.
Es
tarde. La ciudad está desvelada,
parpadea
y a veces amaga
con
algún que otro bostezo.
Autos
polarizados juegan a meteoro
por
nuestra avenida secundaria.
El
tiempo no es amigo de nadie,
continúa
y nunca nos mira.
Todo
se contrae y se expande,
movimientos
que dan forma a nuestro espacio
como
un cubo mágico en busca de un mismo color.
Estamos
a un costado, pero a la vez,
en
el centro de todo el paisaje nocturno.
Nos
tenemos uno al otro,
sin
palabras, sin miradas, sin risas.
No
hay motivo para distraernos
y
más allá del soplo de la noche
ninguno
se anima a decidir su jugada.
Estamos
donde otros han estado,
como
otros estarán después de nosotros.
Esperando
el momento
Vacaciones
El silencio
es augurio
del éxodo
que no dejará
nada atrás.
Casas vacías
semáforos
intermitentes
y la
naturaleza retomará
el poder.
Las raíces extenderán
sus
dominios, los gatos recorrerán
nuevos
terrenos y los pájaros
tímidos
bajarán para cumplir
sus
obligaciones. Las cicatrices
se
revestirán de verde que modulará
el tono de
los días. Una cadencia
que solo se
podrá corromper
por
partículas que se depositen
en los
sensores de alguna alarma.
A diferencias
de los lugareños
contribuyo
con agua
las
revoluciones
comienzan en
soledad.
A cada casa cada
cual
La
temperatura y la humedad
descomponen
la armonía.
Los
mosquitos asedian tras el vidrio
algunos
esperan, otros usan su trompa
como
arietes.
El
vicio del pucho nos obliga a ceder
y
abrimos la ventana en este departamento chico.
La
primera avanzada no tiene piedad
sobre
nuestros brazos y piernas.
Respondemos
con espiral y manotazos.
Después
de la batalla
celebramos
preparamos
fernet y ponemos
temas
de los 90s.
Sin
darnos cuenta es hora de tomar distancia
descansar
el uno del otro.
Bajo
la escalera tarareando
Déjame ser parte de esta locura.
Tratando de ver por el pico de la botella
(ars poética)
El gringo destripó un caballo
y se escondió dentro de él.
Por aquellos días los alemanes
no eran piadosos
me decía mi abuela.
Todo en el mundo se compone de
moléculas
que vibran en un determinado tono.
Los más atrevidos dicen que en Mi,
otros en Do. Desde lo individual
a lo general, por ende, todo se mueve.
que vibran en un determinado tono.
Los más atrevidos dicen que en Mi,
otros en Do. Desde lo individual
a lo general, por ende, todo se mueve.
Existen distintas convenciones
para plasmar el movimiento.
Más allá de todas,
muchos se desvelan
entre el ruido de serruchos,
martillazos y un grabador al mango.
para plasmar el movimiento.
Más allá de todas,
muchos se desvelan
entre el ruido de serruchos,
martillazos y un grabador al mango.
En este otoño caluroso,
destripo y me escondo dentro de las palabras.
La poesía por estos días no es piadosa.
destripo y me escondo dentro de las palabras.
La poesía por estos días no es piadosa.
Gonzalo R. Vega. Licenciado en Diseño de la
Comunicación Visual y estudiante de la tecnicatura en Bibliotecología.
Jardinero, poeta y librero. Fundador y co editor de Yerba Fanzine, Corteza
ediciones y Cooperativa Río Picado. Ganó el premio otorgado por el público en
la disciplina Letras de la 10ma Bienal de arte Joven de la Universidad Nacional
del Litoral en 2012 y mención en la 11ra del 2014. Junto amigos lleva adelante
el clan poético La Chochan. Guitarrista ocasional.
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