viernes, 24 de noviembre de 2017
Maximiliano Spreaf
no soy poeta pero
mi hermana me subió a un taxi
fuimos al psiquátrico
pasé tres días sentado en una silla
frente a un televisor apagado
dos horas antes de esto
intenté inyectarme kerosene
dos meses antes de esto
Leah moría en brazos de una enfermera
irlandesa
salí del psiquiátrico
vendí mi casa
mis amigos me abrieron los ojos
con bisturíes
cuando me preguntan por dios
digo que no existe
cuando me preguntan
trato de abrazarlos
y si la culpa me atenaza
lloro
dos años antes de esto
nadé en un mar turquesa
mirando al sur
no soy poeta pero
quién hace el amor con un ancla?
o vive sujeto al latido de un león púrpura
besa su lengua
cuida sus pestañas
alimenta el fueguito de la rutina
lo deja morir en su sed
quien ama huye
quien ama desconcierta
quien ama imita el infierno
con apenas el fósforo de la carne
ve morir el desierto
dentro de una cuchara de sal
cubre los huecos de sus manos
con puro viento
no soy poeta pero
a veces lloro
en hoteles alojamiento
o dejo pasar el colectivo
que me acaricie su impulso
la inercia
algo
a veces hago crecer al futuro
lo riego
con mi orina
no soy poeta pero
cómo sufro!
no soy poeta pero
cuando no hay nadie atrapado en mi jaula
te extraño
doy golpecitos al ataúd
escucho tu promesa
dejo las pastillas en la mesa de luz
duermo con tu vestido puesto
no soy poeta pero
por qué miedo al rechazo
doctor?
soy un tipo lindo
aunque fume como degenerado
aunque me aburra sistemáticamente
del amor
y las piernas largas
sean mi carnada preferida
yo voté por mí al nacer
usted no?
todo bien con las pastillas
pero hubiese preferido
alguien con las uñas rojas rojas
lamiendo mi torso
eso calma cualquier brote
no cree?
no soy poeta
doctor
pero estoy inflado
como el hongo de Hiroshima
déjeme salir al patio
a juntar flores
hablarle a los troncos
y manosear a las enfermeras
no soy poeta pero
le leo poesía a los pibes que me limpian la pileta
a la cheta que camina por la ruta con los auriculares puestos
le leo y no me escucha y no me importa
a mi amiga con derechos le leo
me cachetea los muslos se ríe y sigue
le leo al mozo del bar
me putea por lo bajo
le leo a mis gatos mientras duermen
les leo poesía a los poetas
me escupen se ríen me dan un beso me cogen en un baño público
lo mismo les leo y los leo
les leo poesía a mi dealer a mi hijo a mis padres a tus padres
no leo mi poesía no
leo la de los otros que es más linda
a la cajera del súper y la gente se queja
al policía y me amenaza
a mis abogados que nunca tienen problemas
con eso
a los editores a los rectores a mis ex compañeros
del secundario por whatsapp les leo
todavía nunca me ligué un cachetazo
pero lo estoy buscando
lo anhelo lo deseo
que alguien me saque este problema
de la poesía de encima
que me libere que me diga
cortala chabón
andate
morite burguesito
ponete a hacer algo útil
queremos paz
los tengo hartos y no sé si voy a poder parar
Maximiliano Spreaf (1975), Capital Federal. Publicó Arrojado en 2013 y Objetos Interiores en 2015, ganador del Primer Premio de Poesía Club Editorial Sierras Chicas/Municipalidad de Unquillo, Córdoba. Participó del V Festival Internacional de Poesía de Córdoba, escribe para diarios y revistas nacionales y del extranjero. Organizó los eventos de poesía PICNIC, en la localidad de Salsipuedes, junto a la poeta Paula Oyarzábal, por el que pasaron más de 50 poetas de todo Córdoba. Vive en el cordón de las Sierras Chicas.
Etiquetas:
Celofán,
Córdoba,
Maximiliano Spreaf,
Poesía,
Poesía argentina,
Spreaf
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Maximiliano:
ResponderBorrarTu poesía es estupenda.
Dura y conmovedora.
Un abrazo.
Manuel Sandoval
Eres requete loco, me morí de la risa
ResponderBorrary mi hermana y mi madre no sabían de qué reían
eres un loco entonces, cuidate
cuando tuerzas por esas calles
y el viento quiero que tus
palabras suenen en la distancia
cuidate, hermano, que eres un poeta
como no hay tantos.