lunes, 14 de agosto de 2017

Noelia Palma



(foto: Oscar Ernesto Solís)







12 Había una vez si puede decirse ahora todo el oro, esa luz que golpetea, mi amor, algunas cosas o la urgencia invencible boca a boca y nos íbamos juntos del mundo para venir al mundo.



25 Madre, aquí llora tu hija muerta dame de comer tu abrazo digo todavía por favor, balbuceo cosas azules, escupo qué lindo velorio hay un triciclo y fotos con trenzas hay las palabras arrancadas de los ojos ya no respiro te cuento que hace bien morirse perdoname si quise descansar, recuerdo me peinabas bellísima para ir a la plaza y en la hamaca siempre tus manos daban empujoncitos como pequeños abortos vivos, el vértigo del aire siempre en la cara el lloro blanco en la cara, mamá el lloro de la hijita muerta tan niña no creció no creció como los gusanos gordos.





28 Hay una fotografía de mi niñez donde estoy junto a mi padre. Lugar de toda ausencia dejarse crecer la vida.







26
El silencio todo reunido: abrir y cerrar cosa incesante como una boca desordenarlo, que haga alguna monería ponerle una mano en la garganta hacerle una fe: enterrar el lenguaje en el lugar donde el viento sopla más fuerte un dolor nuevo para que hable.






24
O habrás sentido un resplandor, algo que subía por tus piernas latiendo. Quiero decir, tu masturbación, meterse todo ese deseo hasta el aborto final irrespetuoso y horrible ¿cómo podría doler más? La belleza nos dijo cosas parecidas a la plenitud el verbo cigarrillo contar libros poemas de memoria porque siempre se tiembla un poco después de darnos lástima el cuerpo.





Noelia Palma nació en la provincia de Buenos Aires en octubre de 1984. Textos suyos han sido publicados en diversas antologías y revistas digitales como Digo.palabra.txt, Letralia, entre otras. Realizó talleres literarios con Alberto Ramponelli y Eduardo Espósito. Su primer libro de poemas, Que la muerte nos ampare fue editado por Francia Ediciones, 2017. Su blog: noeliapalma.blogspot.com


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