jueves, 11 de octubre de 2018

Camila Urresti







SIMULACIÓN

estoy sentada en el medio del bosque
viendo los insectos que pasan
camino incómoda entre la maleza
descalza porque así parezco
más salvaje
suenan tambores de fondo
y hay un lago a lo lejos
de pronto
a mi alrededor se van cayendo
de a una las paredes
que simulaban el paisaje
es de noche y estamos
en una cueva a cinco mil metros
sobre el nivel del mar
no tenemos rostro
encendés un fueguito
se escucha de fondo una gotera
la canilla que quedó perdiendo
hay un riesgo de inundación y no quiero
que el poema nos desborde
capaz hay algo que no tengo que contar
capaz hay algo que no tiene
que despertarse todavía




ESTA CASA

el otro día enumeraste
las distintas especies de arañas
que habitan en esta casa
todas son venenosas
pero sólo algunas son letales
de noche el silencio es total
la vida está apagada
a pesar de la caída de las ramas muertas
sobre el techo
y el peligro siempre latente de la naturaleza
un árbol aplastó la casa del vecino el mes pasado
y a otro lo picó un alacrán que ahora guarda
en un frasco sin tapa
también hay un nido de algo entre las calas
lo descubrí el otro día rastrillando las hojas
te cuento todo esto a las 2:30 de la mañana
porque estaba soñando que teníamos
una conversación agradable
y un escarabajo se metió dentro de mi cama
y caminó entre mis piernas y de pronto
eran miles y me estaban invadiendo
algunos sabían volar como helicópteros
en una gran guerra de insectos asesinos
todo esto sucedía y no pensaba más que en contártelo
decirte que nadie se salva del miedo
ni de la velocidad de un bichito furioso
que acelera sin luces por la habitación de noche
y te ve delante y te choca sin pudor
como un auto oscuro con el caparazón gigante
esa vez que te perseguían en la ruta
vos también estabas asustado
y te refugiaste en la estación de servicio
nadie se salva del miedo a lo que ocurre
rápido detrás sin que sepamos qué es
latiendo como un corazón escondido en la madera
una tarde de domingo junto a un árbol
que parece inofensivo




CIRUELO

¿qué haríamos vos y yo ahora si estuviéramos
en la tormenta
atados en cuerpo y agua contra el pasto
enterrados hasta el fondo en el barro
junto al ciruelo que florece
sobre las lonas mojadas bajo la nube
que nos persigue siempre
y vuelca con su peso el agua
y todo se resbala y se escapa de las manos
como un llanto que empieza a llegar despacio y agita lejos
los árboles?
pero acá todavía
no lo sentimos tanto
un cable suelto se queda golpeando al costado del camino 
un poste de luz
las cosas que nos pasaron se están empapando
en un gran basural a cielo abierto




CUARENTENA

mi mamá baja una montaña grandísima
las ramas y las piedras la cubren por completo
siente lejos en su cuerpo un país en cuarentena
pero está cerca
se murieron tres o cuatro hijos
los olvida mientras baja una montaña grandísima
como un vientre blanco que se eleva
va esquivando las zonas de peligro
curvándose como el agüita de un arroyo
y conoce el camino aunque lo siente extinguido
y siente el dolor que eso le provoca
aunque es la primera vez que baja la montaña
se dirige directo al aire sucio
como un roedor
va buscando y empieza a encontrar los cadáveres
alrededor de los cadáveres la tierra no forma nada
se queda callada y sola
ciudades enteras fueron enterradas por la peste
mi mamá las pasea
en medio del campo exterminado quiere ayudar
a curar a los enfermos
que están buscando ayuda y no saben si está acá
o en otro lado




LUCY

dejo los árboles
me está invadiendo un hombre
que todavía no nació
dejo los árboles con mi quinto hijo
su peso dentro de mí me impulsa hacia la pradera libre y sola
el viento caliente despeja el pastizal
ellos vienen en manada
oscurecen el espacio a medida que se acercan
como barro que se acumula entre las plantas
la piel se me eriza por debajo del pelo
es agradable sentirse así
en la cima fui tejiendo un plan para nosotros
para comer por los años que nos quedan
ellos se paran a mirarme
con las patas traseras firmes sobre el suelo
no estuvieron pensando en mí y algún día
me despedirán y seguirán su camino
con la cara manchada de sangre me preguntan
si quiero un poco
si quiero más
me quitan mi porción
me arrastran hacia los pantanos
me ensucian, se encariñan
temen mi muerte porque no sé cruzar el río
caminan decididos hacia mí cada uno con la fuerza
de millones de ellos



Camila Urresti nació en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) en 1995, donde actualmente reside. Es estudiante del Profesorado y la Licenciatura en Letras en la UNMDP. Participó de la Residencia de jóvenes poetas del Festival Internacional de Poesía de Rosario (FIPR). Es organizadora del encuentro mensual de poesía ELICSYR. Recientemente ha publicado el libro La vida primitiva (Editorial Goles Rosas).

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