lunes, 24 de octubre de 2016

Javier Roldán








Mamita

a Hattie


mamá
peinándose con los dedos a la orilla del río
me gustaba ver su reflejo en el agua
nos despertábamos antes de la salida del sol
cuando una fina capa de polvo cubría la aldea
raíces y frutos comíamos
en cuencos de barro

mamá
caminando
y el deseo de los hombres siguiéndola
como el león sigue a la gacela herida
yo imitaba su sensual anadeo
pero todo lo que conseguía
era la burla de los otros

mamá
hablándole a las plantas
conversando con las hormigas
tenía siempre la palabra justa
que lo verde precisaba


algo de mamá tengo yo
en esta vida de esclava
cuando toco los hilos que atan sus sueños
mis palabras rodean a las damas sureñas
las arrullo con canciones
las humedezco con mi gran boca roja
y en mis manos florecen
como nunca lo hicieron
como nunca lo volverán a hacer




El soldado más valiente es siempre el soldado desconocido


Es extraño pensar
que cada uno de los que vuelven
del frente de batalla
sea una de las formas
que tiene tu regreso.

Cada uno ofrendándome,
en este caluroso verano interminable,
algo de ti.

Está el que trae una moneda,
moneda que guarda
dentro de una biblia sin tapas.
Otro que viene con tus pequeñas manos
(manos que nunca me gustaron
pero que no dejan de acariciarme).
Incluso hay uno
que me entrega tu voz
envuelta en una vieja carta
que habla del hogar perdido.

Cada uno de estos derrotados
me dice que esperarte
no es en vano.

Y así continúo
de pie en la puerta
mirando
el camino rojo polvoriento
por el que sólo baja
un río de hombres
barbudos y andrajosos.


 de “La Extraña Dama”, Alto Pogo, 2015
  


  
lover boy

a Pablo


cada vez que nos cruzamos por ahí
estás enamorado de otro

como la noche en que cogimos
por primera vez       y me dijiste:

"para mí sos Leonardo, ese es tu nombre
porque el primer pibe que amé
se llamaba así: Leo
yo tendría seis años        el tendría dieciocho
era mi vecino         y no había momento más feliz
como el momento
en que pasaban a buscarme con su novia
y él me decía ´¿subís campeón?´
y me llevaban a dar una vuelta en coche
y yo sentado en la parte de atrás
sentía que los amaba a los dos
pero más a él"




Tinder


¿Ves cómo tratan aquellos muchachos
a sus celulares?
¿Ves las sonrisas cómplices
las miradas tiernas que les dedican?
¿Y cómo suavemente deslizan
sus dedos por las pantallas?
bueno
lo único que pido    hoy
es que esos muchachos
me deseen así
me dediquen las mismas dulces sonrisas
y sobre la pantalla
táctil de mi piel
encuentren la perfecta
aplicación para el amor


 de “Bendito yo soy”, Paisanita, 2016





Pyahu

a Alfredo


el acento guaraní surge en tu voz
por momentos

surge por ejemplo
cuando los ríos ceden
y te enojás
y tu alma asoma
dulce plañidera con el llanto
de un guyra campana
que no huye
porque está enselvado
y sus alas se enredan
con la exuberancia del verde voraz

surge por ejemplo
cuando sos mi maestro,
y aprendiz en la cama te pregunto
¿cómo se dice mano en guaraní? “po”   
¿cómo se dice dedo en guaraní? “cua”

y mi risa resuena en la habitación
con acordes de arpa
porque el mundo vuelve a ser virgen
después de cuarenta años



 de “Las profecías perderán su razón de ser”, Subpoesía, 2016






Javier Roldán: nació en el Oeste del Gran Buenos Aires, en Merlo Gómez. Trabaja como docente en colegios secundarios del conurbano. Tiene como maestro a Osvaldo Bossi. Lee, mira películas y series y escucha radio AM todas las mañanas como lo hacía su abuela Chicha. Está de novio con un indio guaraní que omonda akue hi py´a.

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